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El Comité Económico y Social Europeo decidió elaborar el Dictamen Implicaciones de la política en materia de clima y energía para el sector agrícola y la silvicultura a fin de dar a conocer las opiniones de la sociedad civil sobre el mejor modo de reducir las emisiones de GEI e incrementar la absorción de CO2 en los sectores agrícola y forestal de manera rentable y sin lastrar el desarrollo sostenible y la competitividad de la UE.

El CESE reconoce la complejidad de las implicaciones de la estrategia climática y energética de la UE para el desarrollo de los sectores agrícola y forestal. Teniendo esto en cuenta, los objetivos del Dictamen son: describir los principales efectos del actual marco estratégico de la UE sobre ambos sectores y la contribución que estos últimos aportan ya a la mitigación y la adaptación al cambio climático; poner de relieve las posibles oportunidades para los sectores; abordar aspectos sociales y los efectos sobre la sociedad civil y proponer recomendaciones sobre el lugar que deben ocupar y el papel que debe desempeñar los sectores agrícola y forestal de la UE en el marco estratégico de clima y energía para 2030.

En las distintas regiones de la UE, el cambio climático afectará a los sectores agrícola y forestal de numerosas formas, ejerciendo repercusiones tanto negativas como positivas. Aunque existe incertidumbre sobre la magnitud que tendrán esas repercusiones en el futuro, se está produciendo ya una serie de cambios importantes: modificación del régimen de precipitaciones anuales y estacionales, episodios meteorológicos extremos, cambios en la disponibilidad de recursos hídricos, plagas y enfermedades y cambios en el suelo. Estos cambios afectan a su vez al volumen y la calidad de las cosechas y a la estabilidad de la producción alimentaria, incidiendo en los sectores agrícola y forestal y también en los propios consumidores. También plantean riesgos de mayor envergadura en las zonas rurales, como el aumento del peligro de inundaciones y de daños a infraestructuras.

Aunque prestando la debida atención a la necesidad de abordar tanto los desafíos actuales y los que se avecinan, el CESE pide que se aporten soluciones inteligentes para los problemas ya inducidos por el cambio climático, pero también reconoce que los ambiciosos objetivos de la política de clima y energía para después de 2020, representan una oportunidad para la UE, que los sectores agrícola y forestal tienen un importante papel que desempeñar en el marco político. El CESE reconoce que el compromiso debe ser conjunto y activo entre la sociedad civil y los niveles local, regional, de los Estados miembros y de la UE.

 

Conclusiones y recomendaciones

La decisión de integrar el uso del suelo, el cambio de uso del suelo y la silvicultura (LULUCF, por su acrónimo inglés) en el marco estratégico post-2020 suscita un elevado grado de incertidumbre en el sector agrario y, en algunos casos, en el forestal. Todavía no está claro si esto dará lugar a un «efecto desagüe» o si la integración dará lugar a que aumenten las emisiones en varias regiones. Cualquier decisión deberá basarse en criterios científicos y debería tomarse tras una adecuada evaluación de impacto de las diferentes opciones a escala de los Estados miembros.

A la hora de decidir los objetivos de reducción de las emisiones de GEI después de 2020 para los Estados miembros en los sectores agrícola y forestal, el CESE aboga por la flexibilidad, especialmente en los Estados miembros que en la actualidad dejan una huella significativamente menor en la agricultura o silvicultura.

Investigación, innovación y desarrollo constituyen los principales motores de la transición hacia una agricultura y silvicultura sostenibles, lo que incluye la bioenergía y la bioeconomía, en línea con los objetivos de política climática. El CESE pide a las instituciones de la UE y a los Estados miembros que aumenten la financiación para las actividades en este ámbito, y aboga por un esfuerzo conjunto en el que las comunidades de investigadores compartan sus hallazgos. La clave del éxito en la aplicación de la innovación residirá en promoverlo activamente a los usuarios finales de los sectores agrícola y forestal a través de organismos consultivos y educativos.

Las políticas de la UE, junto con programas específicos de investigación e innovación combinados con incentivos económicos a los agricultores y silvicultores, deberán:

  • promover la transición gradual hacia modelos agrarios en los que no intervengan los combustibles fósiles,
  • centrarse en mejorar la eficiencia de todos los sistemas de producción, y
  • apoyar un uso más eficiente de los recursos, incluidos la tierra, el agua y los nutrientes.

El CESE subraya que el diálogo civil y las iniciativas civiles entre partes interesadas e instituciones locales, regionales, nacionales y europeas son el modo más eficaz de crear el marco estratégico para los sectores agrícola y silvícola. Los ejemplos de mejores prácticas en dicha participación, incluidas las asociaciones público-privadas que han tenido éxito, deberían compartirse entre los Estados miembros.

 

Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre las Implicaciones de la política en materia de clima y energía para el sector agrícola y la silvicultura (2015/C 291/01).

 

 
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