"Dirigentes de veintiséis países de todos los continentes en conferencias de prensa celebradas simultáneamente en ciudades del planeta, una estrategia mundial para la conservación de la naturaleza y el medio ambiente . En la elaboración de este documento conjunto intervinieron setecientos científicos y expertos de más de cien países durante un período de dos años, coordinados por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN) ".
El trasfondo de esta noticia, que publicó Benigno Varillas al 6 de marzo de 1980 en el diario El País lo explica ahora este periodista en la " Biografía de Félix Rodríguez de la Fuente ", cuya segunda edición presenta el 14 de marzo de 2020, en el 40º Aniversario de la muerte del legendario naturalista, al ver en la foto de arriba rodeada de 70.000 personas, la mayoría de los niños, que acudieron a escuchar al estadio de Sevilla en 1971.
"Tras unas palabras de presentación de Félix Rodríguez de la Fuente, perdió la palabra el ministro de Obras Públicas y Urbanismo, quien anunció que, por encargo del presidente del Gobierno, el Comité Permanente de la Comisión Interministerial del Medio Ambiente (CIMA) estudiará a fondo esta estrategia, con el fin de elaborar un programa de estrategias que, tras su aprobación por el próximo pleno de la CIMA, que tendrá lugar el día 5 de junio, será elevado al Gobierno ", continua la citada noticia.
En la biografía de Félix, el autor achaca a su muerte, nueve días, después de la política liberal Joaquín Garrigues, unos meses más tarde, el plan de aquel que no aplica:
" La idea de la necesidad de un cambio de paradigma en el ideológico, un nivel planetario, fue el discurso de Félix. Expresaba y sintetizaba lo que decía la Estrategia Mundial para la Naturaleza de la UICN, del PNUMA y del WWF, que le encargaron presentar.
Los Reyes de España, el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, varios ministros, subsecretarios y directores generales de medio ambiente y de la conservación de la naturaleza, ocupaban aquella mañana una larga mesa vestida de gala que llenaba el escenario del inmenso salón de actos del Centro de la Villa, en la madrileña plaza de Colón. Pero lo que era más impresionante, en 26 países había en aquel momento otras 26 mesas como aquella, muchas de ellas también con Jefes de Estado y presidentes de Gobierno presidiéndolas y escuchando cómo se presentaba el mismo documento.
Entre el público, mucha gente importante. Prestigiosos científicos y académicos, altos cargos y técnicos relacionados con la naturaleza, representantes parlamentarios de los principales partidos políticos, destacados representantes de las finanzas, el mundo empresarial, intelectuales y periodistas, entre ellos un servidor. La sala estaba repleta. Se escenificaba con solemnidad y boato al más alto nivel un acto que Naciones Unidas, varios gobiernos, así como las casas reales británicas, holandesa y española y un grupo relevante de empresarios de Londres, Suiza y otros países –promotores del WWF, la UICN y el PNUMA– habían puesto empeño en que no pasara desapercibido.
El documento recibió el apoyo generalizado, desde los Estados Unidos con su presidente Jimmy Carter al frente, a la presidenta de la India Indira Gandhi, pasando por los gobiernos de los países más importantes de la Tierra. La carpeta con el informe completo había sido impresa por la UICN en Suiza en tres idiomas.
Se trata de una estrategia elaborada por especialistas de todo el mundo en varios años de trabajo. Era la respuesta internacional a la hoja de ruta solicitada por los gobiernos que se reunieron en 1972 en la primera Conferencia Mundial del Medio Ambiente de Naciones Unidas, celebrada en Estocolmo. Allí se fue el camino que veinte años después se llevó a la conferencia de Río, con la que se consolidó el proceso, en un acto similar al 5 de marzo de 1980. (...)
El solemne acto no supuso el inicio de algo nuevo sino más bien el final de un período, enterrado para siempre, guardado en un cajón y del que nunca más se supo, ni nadie quiso saber nada, excepto para sus principios en los discursos y para perjurar al decir sin sonrojo que seguía inspirando las políticas de ministerios y comunidades autónomas.
¿Cómo podría tener éxito similarmente dislate, después de una presentación en la que las más altas instancias del país declararon su voluntad de dar los pasos necesarios para aplicar dicha estrategia? (...)
El ex ministro de Obras Públicas que había asumido en su cartera los temas ambientales, Joaquín Garrigues, que por su inteligencia y talante había sido la esperanza para reemplazar a Suárez, moría meses después, víctima de un cáncer. (...)
Pero lo que de verdad puso final a esa época, de entusiasmo soñador y voluntad de cambio en lo ambiental fue que, nueve días después de aquel discurso, en el que se anunciaba la estrategia que resistieron la gran renovación, moría el que la había presentado Félix Rodríguez de la Fuente, el que podría haber llevado a un buen puerto ". (...)
La lucha contra la pérdida de Biodiversidad, el despilfaro de recursos, la contaminación el cambio climático perdido aquel mes de marzo de 1980 cuarenta preciosos años y el paladín que la llevó a cabo por su carisma a nivel nacional e internacional.
Fuente: Extracto de la Biografía Félix Rodríguez de la Fuente escrita por Benigno Varillas