Los estudios acerca del despilfarro alimentario, a pesar del grave problema que supone, son relativamente recientes. Uno de ellos es la tesis doctoral que realiza Héctor Barco, licenciado en Ciencias Ambientales por la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) y Máster sobre la Ordenación Territorial en el Área Mediterránea en la misma universidad. Es esta entrevista para La Voz de Galicia nos habla acerca de los datos que ha recopilado, que ya hablan de que mandamos a la basura uno de cada tres kilos de alimentos que producimos en el mundo.
De manera clave en todos los ámbitos. Muchas veces se considera que el medio es algo fuera del resto de temas del territorio, y no, todo tiene su implicación en el medio ambiente.
Estoy colaborando en un centro de la comisión europea y aquí cada vez se apuesta más por que no haya una especie de Ministerio del Medio Ambiente sino que el Medio Ambiente esté en todas y cada una de las políticas, porque solo así se conseguirá ser de verdad sostenibles en la gestión del territorio.
Sobre la reducción de las actuales tasas de despilfarro alimentario a nivel local y supralocal. En todo el proceso de la cadena alimentaria, todas las fases por las que pasa un producto, se tira una gran cantidad de comida, comida que es perfectamente consumible por todos nosotros. Sin embargo, en vez de consumirlo nosotros o incluso las personas que más lo podrían necesitar, hoy en día lo estamos mandando a la basura. Esta locura me fascinó porque vi la necesidad de avanzar en este problema tan importante y que tan poco se conoce. Eso hizo que propusiera una tesis doctoral para abordarlo de una manera más profunda.
Ya hay datos a nivel mundial que básicamente comentan que uno de cada tres kilos de alimentos que producimos en el mundo, en lugar de consumirlo nosotros lo estamos mandando a la basura. Este dato ya refleja el gran problema que tenemos delante de nosotros, no solo por la cantidad de alimentos que estamos mandando a la basura, sino todo lo que tiene que ver con el impacto ambiental asociado. Cuando tiramos un tomate a la basura no solo estamos tirando el tomate, estamos tirando todos los recursos naturales que hemos utilizado para generar ese tomate y por tanto, afectando al medio.
Tiene que ver con el nuevo paradigma de la economía circular. Hemos visto que la economía funciona de una manera bastante lineal: extraemos recursos, los usamos y los tiramos a la basura. Esta línea cada vez más corta provoca que se estén extrayendo una gran cantidad de recursos y acumulando muchos residuos. Esto en el futuro no es sostenible, por lo que lo que se está empezando a hacer es que mucho de lo que ahora consideramos basura sea recurso que podamos utilizar. Para hacer una economía más circular necesitamos de diferentes datos: en ese diagnóstico se han establecido una serie de herramientas digitales. Hay que promover eco-soluciones, proyectos que funcionan en unos territorios trasladarlos a otros.
Así es. Parece que el despilfarro alimentario es algo muy específico pero en realidad es muy amplio, estamos con diferentes líneas: cuantificación según territorios, medición del impacto ambiental del despilfarro alimentario y oferta de soluciones. Estamos evaluando una serie de buenas prácticas que se están llevando a cabo en Europa y fuera del continente para ver el impacto y replicarlos.
Somos a la vez ciudadanos y consumidores. Ciudadanos, porque simplemente con comentar este problema con nuestro entorno ya estamos haciendo bastante. En nuestros hogares tenemos que saber organizarnos para no generar tanta cantidad de residuos, es necesaria una buena planificación de la compra, tener métodos para conservar bien los alimentos... Tenemos que consumir productos que vienen de entidades concienciadas con este problema. Tenemos que aprender mucho, y la mejor fórmula para poder ir hacia delante es que aprendamos y caminemos juntos. Esto no lo pueden hacer cuatro científicos en un laboratorio, tenemos que hacerlo entre todos para tener un futuro mejor.
Fuente: texto e imagen de La Voz de Galicia