La playa de Bañugues, Asturias, ya con sus propios vigilantes. Miembros de la Asociación de Ciencias Ambientales de Asturias (Acastur) se encargaron de recopilar una serie de datos para trasladarlos al proyecto europeo Coastwatch, que fomenta que sean los propios usuarios quienes controlen los distintos cambios medioambientales. Una labor para lo que solo hace falta disponer de un poco de tiempo libre.
El pasado fin de semana, miembros de Acastur visitaron la zona para enseñarles cuáles son los pasos que han de seguir para poder recopilar la información de la forma correcta. Una decena de voluntarios participaron en la actividad. «Les damos algunos consejos como empezar antes de que baje la marea y les demostramos cómo se mide el pH. Tiene que ser el de los arroyos que llegan a la playa, no el del mar», explica la presidenta de la Asociación de Ciencias Ambientales de Asturias, Paula Baldó.
En la documentación que se enviará a Coastwatch hay que detallar a qué hora se realizó la inspección, cómo estaba la marea, cuál fue el tiempo durante la semana o si hay vida animal cerca.
Playas, muelles y acantilados. Ningún rincón de la costa queda fuera del alcance de estos vigilantes excepcionales. En Gozón, además de la playa de Bañugues, están reservadas las zonas de Verdicio y Antromero, aunque todavía quedan libres Luanco o el Cabo Peñas. Cada tramo es de quinientos metros. «La gente puede seguir apuntándose, incluso el mismo 12 de diciembre, fecha límite para enviar la información, afirma Baldó. En la página web de la asociación se puede acceder a la inscripción que se debe rellenar, así como un mapa detallado sobre las zonas que aún no cuentan con un voluntario.
La propia Acastur ofrece el material necesario para poder llevar a cabo todas las mediciones. «Estamos llevando a cabo un 'crowdfunding' para poder recaudar fondos y hacerlos con más herramientas», explica la presidenta, quien anima a todo el que quiera a participar.
Fuente: modificado de El Comercio.