Alumnos de Ciencias Ambientales de la Universidad de León son los colaboradores de un proyecto muy especial iniciado por el profesor Antonio Regil. En 1996 el docente sintió la necesidad de rescatar de la basura la cultura escrita que había sido desechada por otros. Libros, revistas o deuvedés que habían acabado en el contenedor de papel y que podían tener una nueva utilidad para la sociedad. Así nació el proyecto Urraca (Uso Racional de los Residuos Arrojados a los Contenedores Azules), al que lleva dedicado desde entonces, una labor que compagina con la docencia.
Esta iniciativa, mediante la que se han llegado a rescatar auténticas joyas literarias como un el ejemplar de la obra Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino fechada en 1581, ha seguido evolucionando hasta convertirse, desde hace un par de meses, en la primera librería digital de la basura. Bajo el nombre de Dili-up (Digital Library Urraca Proyect), la esencia sigue siendo la misma: recuperar, a través del reciclaje, testigos de la cultura.
«El sistema de reciclaje es imperfecto. La cultura escrita es una cosa y los envases y embalajes, otra y no se puede tratar por igual. Hay cosas que no están en su justo sitio», explica Regil, impulsor de este proyecto en el que colaboran también alumnos de Ciencias Ambientales de la ULE. Dili-up es una librería digital en la que se muestran portadas y carátulas de infinidad de documentos en un intento de reintroducir en la cadena de valor de la economía circular aquello que despreciamos, trituramos o incineramos.
Auténticos tesoros
Ahora mismo, muestra una treintena de categorías que pueden ser consultadas en busca de algún tesoro cultural en ese intento que persigue Regil de no dejar perder el patrimonio escrito. Y no sólo de la basura. Hasta aquí han llegado toneladas de libros donados por el Círculo de Bellas Artes de Madrid que iban a ser triturados, tomos procedentes del Colegio de Médicos y un sinfín de documentos de diversa procedencia que engrosan las paredes virtuales de este plan de salvaguarda.
"Gente que muere, que se jubila, expurgos de las bibliotecas...hay joyas de nuestro patrimonio escrito de las que acaban en la basura y el reciclaje no debe ser la única vía"
Antonio Regil, creador de Dili-up
Y es que, según su testimonio, en España no hay un control de las cosas que se trituran en las plantas de reciclaje, lo que impide un flujo de intercambio de información. Ya se sabe que lo que a uno no le sirve, puede ser un tesoro para otro y en la basura puede encontrarse de todo.
Regil tiene claro que lo escrito no tiene por qué estar reñido con lo digital y que no es cierto que lo que no está en internet no existe. Su objetivo de formar parte activa de la economía circular —la que fomenta que las cosas no tienen un único uso— es lo que le mueve para dar una nueva vida a los documentos y hacerlos accesibles a los demás. «Los carteles de eventos, por ejemplo, que tienen muy poca validez en el tiempo, no tienen por qué ir a la basura una vez pasada la fecha señalada, se pueden volver a utilizar para fomentar la creatividad en las residencias de ancianos», apunta.
Propone, además, abrir un camino en este sentido de la ‘literatura de vertedero’ a nivel europeo porque podría suponer «una oportunidad de generar empleo importante» porque «este patrimonio que hemos generado tiene otro recorrido y son ideas exportables».
En sus visitas al lugar donde se recicla el papel, en la zona de la depuradora de aguas de León, Regil ha encontrado documentos inverosímiles, como una gramática suajili-inglés o varios ejemplares de cuentos en dialecto leonés de hace más de cien años. Algunos de estos tesoros los lleva cada domingo en el puesto que Regil pone en la pérgola de Papalaguinda que da aceso a la estación de autobuses de León.
No tiene dudas de que «la mejor biblioteca del mundo está en la reutilización a través de la basura». Este profesor de Biología asegura que con lo que ha recogido de aquí y de allá «es posible hacer cualquiera de las carreras que se pueden cursar en España».
Fuente: texto e imagen de DiariodeLeon.es