Igual no lo recordamos, pero la UE estableció en 2012 siete clases de neumáticos según su resistencia, adherencia y nivel de ruido, De manera similar a los electrodomésticos, las marcas deben homologar sus productos conforme a esta calificación, que va de la A (la mejor) a la G (la peor), e identificarla en una escala de colores. La difusión de la prohibición la venta de los neumáticos menos eficientes, con error de transcripción en la moratoria incluido, ha servido para divulgar el poco conocido etiquetado de las gomas.

Imagen de Carlos Cortinas para Cinco Días

Además del ahorro en combustible y emisiones (6% al pasar de F a A), otro aspecto muy importante que los consumidores deben sopesar en el momento de elegir un neumático es el de la seguridad: mientras más alta sea la calificación, más seguros viajarán los ocupantes del vehículo. Esta se mide en función de la adherencia o agarre a la superficie mojada.

La etiqueta compara los metros que tarda en parar un coche que va a 85 km/h sobre asfalto mojado. Al que lleva los mejores neumáticos, los de clase A, le toma 18 metros menos que al que lleva los peores, los F. Cada letra que desciende desde la A supone un aumento en la distancia de frenada de entre tres y cuatro metros.

Conforme se ha ido comprometiendo con la defensa del medio ambiente, la UE ha ido endureciendo los requisitos para la homologación de la eficiencia de los neumáticos europeos mediante esta etiqueta. De la A a la G, el distintivo mide la resistencia a la rodadura, adherencia a la superficie mojada y nivel de ruido, etiquetado de criterios que inciden en las emisiones de CO2, la seguridad en la carretera y la calidad de vida, respectivamente. En un primer paso se prohibió la categoría G, que dejó de comercializarse en abril de 2017.

Ahora ha llegado el turno de la F, aunque en el caso español se produjo una confusión con las fechas debido a un error en la traducción del reglamento del inglés al castellano. En virtud de la aplicación de este reglamento europeo, el 1 de noviembre quedó prohibida la venta de los neumáticos menos eficientes, aunque la norma contempla una moratoria de 30 meses para los fabricados antes de esa fecha que no se tradujo al español. El 22 de octubre pasado la Comisión de Fabricantes de Neumáticos, que agrupa a las cuatro grandes marcas (Bridgestone, Continental, Michelin y Pirelli), publicó un comunicado en el que avisaba de tal prohibición a partir del 1 de noviembre.

Sin embargo, tres días después, la asociación nacional de distribuidores e importadores Adine aclaraba el error de la omisión del periodo de gracia en la versión nacional de la norma para el stock fabricado antes del 1 de noviembre. Adine ha pedido a las autoridades que corrijan el error. Mientras tanto, y dado que en caso de discrepancia entre textos traducidos de la normativa europea prevalece el original, las gomas de clase F para turismos y camionetas todavía podrán comprarse hasta el 1 de mayo de 2021, cuando quedarán fuera de juego definitivamente.

La duda que asalta al consumidor es si al verse obligado a elegir entre clases superiores tendrá que pagar más por el recambio. José Luis Rodríguez, director de la comisión de fabricantes, comenta al respecto que si bien el 35,8% de los cauchos prémium del mercado son A, B o C, mientras que en el caso de los budget (la gama más barata) esta proporción es de solo el 20,5%, es posible encontrar gomas de las tres calidades –alta, media y baja– en casi todas las categorías de eficiencia.

Por tanto, la supresión de la F no acaba con las opciones más económicas, aunque sí hay una tendencia por parte de las marcas a lanzar nuevos productos con prestaciones A, B o C. Adine no tiene datos sobre el volumen de F en almacén, pero Óscar Bas, secretario ejecutivo de la asociación, no descarta que algunos distribuidores intenten liquidar las existencias durante la moratoria aplicando descuentos.

En cambio, Roberto Feito, director comercial de la unión española de conductores UECA, estima que, considerando que el reglamento salió en 2009, las marcas han tenido tiempo suficiente para adecuarse y el stock debe de ser residual.

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En cualquier caso, Rodríguez remarca que el precio no debe de ser el único factor a tener en cuenta en el momento de la compra porque, aunque el desembolso inicial sea superior, se recupera en ahorro de combustible durante la vida útil del neumático. Precisa que el salto de una categoría a otra supone 0,1 litros de combustible cada 100 km. Si la vida media de las gomas de un turismo es de 43.000 km, el ahorro que se consigue al pasar de F a A es de 172 litros, que al coste actual del carburante equivale a más de 200 euros.

 

Fuente: CincoDías