La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con la que Fundación Aquae trabaja en múltiples ámbitos desde 2017, acaba de publicar un informe que recoge los casos de éxito de diferentes ciudades del mundo ante la pandemia mundial por el virus SARS-CoV-2, responsable de la COVID19, con el objetivo de ayudar a otras urbes a prepararse ante la propagación de esta enfermedad.

Este análisis compila numerosos ejemplos de medidas adoptadas por las ciudades, agrupadas en seis categorías: prestación de servicios locales, especialmente agua y residuos; comunicación y sensibilización; prácticas en el lugar de trabajo y patrones de desplazamiento; distancia social y confinamiento; medidas especiales dirigidas a grupos vulnerables; y apoyo a la recuperación económica.

Según explica Aziza Akhmouch, responsable de la División de Ciudades, Políticas Urbanas y Desarrollo Sostenible de la OCDE y miembro del Consejo de Estrategia de Fundación Aquae, «el 55% de las personas que habitan la Tierra vive en ciudades, cuyo papel en esta crisis ha sido doble: por un lado, como “vehículos” de implementación de medidas a nivel nacional, como el confinamiento, gracias a su capacidad de aplicación (Policía municipal) o a sus prerrogativas locales (por ejemplo, cierre de parques públicos); y, por otro lado, experimentando con respuestas innovadoras, que posteriormente se extrapolan a todo el territorio nacional, gracias a su acceso a la tecnología y a su proximidad con los ciudadanos (por ejemplo, medidas especiales para grupos vulnerables)».

En el apartado de continuidad de los servicios básicos locales, el informe de la OCDE destaca que en muchas ciudades han evitado los cortes en el suministro de servicios básicos, como el agua, a los residentes que no pueden pagarlos, algo muy positivo teniendo que cuenta que los esfuerzos en Agua, Saneamiento e Higiene (WASH) son ahora más fundamentales. En esta línea se encuentra España, donde se ha garantizado el suministro de agua y se han impulsado políticas sociales de apoyo, como bonificaciones extraordinarias en las facturas, financiación o aplazamiento de las mismas, dirigidas principalmente a los colectivos más vulnerables.

En cuanto a la comunicación y sensibilización, el informe de la OCDE recoge que varias administraciones municipales han desarrollado sistemas innovadores para informar y tranquilizar a sus ciudadanos. Un ejemplo es Tokio, que ha creado una base de datos en tiempo real sobre la situación del COVID-19 que incluye el número de personas infectadas, su estado actual, tipología (edad y sexo), el número de consultas recibidas en el centro de atención telefónica o el número de personas que utilizan el metro, entre otros datos. Además, la capital japonesa ha puesto a disposición de municipios e instituciones del país esta página web, en código abierto, para que puedan replicarla.

Otro ejemplo destacable es París, que ha puesto en marcha Covidom, una aplicación digital que permite monitorizar a distancia el estado de salud de los enfermos por COVID-19 y, de este modo, evitar la saturación de los hospitales parisinos.

En la categoría de prácticas en el lugar de trabajo, el análisis de la OCDE muestra cómo muchas ciudades exhortaron a practicar el teletrabajo antes incluso de que se impusiera el confinamiento a nivel nacional. Es el caso de Milán, que empezó a utilizar el teletrabajo el 24 de febrero, 16 días antes de que el Gobierno italiano decretara el confinamiento de toda su población.

En relación a las medidas de distancia social y confinamiento, destaca el caso de Daegu, epicentro de la pandemia en Corea del Sur, donde están utilizando el drive-through de COVID-19, centros de autoservicio, al estilo de las cadenas de comida rápida, donde los sanitarios realizan tests de detección del COVID-19 a los conductores, sin que estos se bajen del vehículo. La prueba dura 10 minutos y los resultados se envían al día siguiente al móvil del ciudadano examinado. Esta medida ya se ha implantado en todo el país.

«Las administraciones municipales también están impulsando políticas sociales específicas para ayudar a los miembros de la sociedad más golpeados por la COVID-19 (ancianos, enfermos y personas en situación económica precaria), como los bancos de alimentos o las moratorias en los pagos de alquiler o en los desalojos de inquilinos», indica Akhmouch.

En el último apartado, apoyo a las empresas y recuperación económica, la OCDE destaca el papel de las ciudades para empoderar a las empresas a recuperarse de la crisis económica que ha provocado esta pandemia. Un ejemplo es Nueva York, cuyo ayuntamiento está ayudando a las PyME (menos de 100 empleados) con préstamos de hasta 75.000 dólares sin intereses, reembolsables durante 15-20 años, con la única condición de demostrar una disminución del 25% de su facturación.

 

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