Consecuencias de los incendios: ¿pueden afectar al turismo?

En los últimos años hemos podido comprobar el aumento de los incendios en todo el mundo creciendo así la deforestación y desertización, agudizadas aún más debido al cambio climático. En el 2017, Año Internacional del Turismo Sostenible, necesitamos eliminar estos siniestros, ya que además de la pérdida de vidas humanas y los enormes daños materiales que ocasionan los fuegos, los daños ecológicos son también significativos, ya que generan la pérdida de biodiversidad y valores paisajísticos, dejando secuelas difícilmente recuperables para una actividad turística sostenible.

En el verano la cantidad de incendios se incrementa considerablemente respecto al resto del año. De enero a abril de 2017 se han registrado 28.383 hectáreas quemadas en España, sobre todo en el noroeste, pero el mayor incendio aún no había llegado: se registró en Doñana el pasado mes de junio, destruyéndose 8.486 hectáreas de Parque Nacional. En la anterior imagen podemos observar un gráfico de los mayores incendios producidos en España en lo que llevamos de 2017.

Consecuencias de un incendio

Todos los años escuchamos (por desgracia) en la radio y en las noticias la cantidad de superficie que se quema, pero ¿realmente sabemos las consecuencias que tienen los incendios? ¿existe algún “beneficio”?

La vegetación se ve afectada seriamente, reduciendo la cubierta vegetal, aunque los ecosistemas más maduros arden con más dificultad. En estos ecosistemas existen varios tipos de especies con adaptaciones al fuego, denominadas pirófitas. Entre ellas cabe destacar las especies vegetales que resisten debido a la gran cantidad de agua que poseen como puede ser el alcornoque (Quercus suber); especies que vuelven a brotar tras el incendio debido a que la parte inferior de la planta ha resistido al fuego y a los nutrientes que les ha aportado el incendio, como puede ser el enebro (Juniperus oxycedrus); y especies vegetales como el pino (Pinus sp) que con la presencia de fuego, las piñas liberan sus piñones estallando, colonizando las zonas quemadas, sin sufrir daños.

La fauna, en especial los invertebrados, sufren el mayor impacto del fuego por residir en la capa superficial del suelo. Tras el incendio es difícil recuperar las cadenas tróficas porque la base del alimento, los productores, no estarían presentes. Las especies que se pueden desplazar más fácilmente como los mamíferos o las aves, que hayan podido huir del incendio, colonizan otras zonas hasta que se recupere el ecosistema en el que residían.

El suelo queda muy alterado tras un incendio, pues éste se impermeabiliza debido a los restos de cenizas, impidiendo la entrada de agua. La escorrentía superficial aumentaría arrastrando sedimentos que acaban contaminando los ríos y mares a los que desembocan. A raíz del incendio, la desertificación es una de las consecuencias más comunes. Se trata de la constante degradación del suelo por diferentes factores agravada por la quema de la capa fértil del suelo. La desertificación puede ser un factor muy relevante a la hora de viajar, ya que muchos turistas elijen sus destinos según las actividades que les pueda ofrecer la naturaleza. Un suelo desertificado y, además, quemado no permite realizar actividades como senderismo. Actualmente se está luchando contra este fenómeno en el Decenio de las Naciones Unidas para los Desiertos y la Lucha contra la Desertificación.

Si en una zona los incendios fueran muy constantes la diversidad vegetal no se llegaría a recuperar, predominando las especies pirófitas, las especies animales acabarían abandonado esa zona, predominarían las especies más generalistas y el suelo no recobraría los nutrientes que perdió en el incendio. Los incendios seguirán ocurriendo, pero se pueden atender las zonas rurales abandonadas, bosques y bancales no cultivados y mejorar la gestión sostenible del paisaje forestal para intentar disminuir la violencia y la propagación del fuego.

Fuente: modificado de El País y Greenpeace