cat noticiasAyer se celebró en el Círculo de Bellas Artes la "Cumbre sobre el Low Cost en la gestión de los residuos urbanos: mejores resultados, mínimo coste". El acto organizado por el ISR en colaboración con Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) ha reunido a un gran número de altos cargos de administraciones autonómicas y locales así como representantes de empresas del sector privado relacionadas con la gestión de los residuos. La Cumbre además coincide con la aprobación en Consejo de Ministros del pasado viernes del Proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados el que se transpone la Directiva 2008/98/CE.

Todos los participantes debatieron acerca de cómo lograr el coste mínimo en la gestión de residuos, con la máxima eficiencia, consiguiendo los objetivos ambientales prefijados y tratando de encontrar denominadores comunes.

En este contexto y con la situación actual de crisis económica que atraviesa la sociedad nos enfrentamos a un cambio de modelo ambicioso en la gestión sostenible de los residuos.

Durante años se ha ido construyendo un nuevo paradigma cuya expresión escrita es la nueva Directiva Marco de Residuos, que especifica la sociedad europea del reciclado.

La cuestión ahora no es revisar los objetivos ambientales que tanto tiempo ha costado establecer, sino identificar cuál es la manera más eficiente y que consuma menos recursos de toda índole, entre ellos los económicos, para conseguirlos.

 Y esta consideración afecta a toda la cadena de la gestión, empezando por la recogida selectiva. Ésta tiene que ser necesariamente un medio para conseguir la mayor competitividad y calidad de los productos recuperados. Y necesariamente tiene que ser un traje a medida para cada circunstancia concreta. El diseño de la recogida selectiva debe basarse en las salidas de los productos reciclados.

 En todas partes surge la necesidad de implementar nuevos sistemas, especialmente en el caso de la materia orgánica. Cualquier diseño debe ser ambicioso, pero a la vez prudente, y realizarse por etapas sucesivas.

Exactamente igual ocurre con los sistemas de tratamiento. Ha llegado el día en que hay que dejar de “marear” el residuo. Existen ciertos límites a partir de los cuales no es razonable seguir invirtiendo dinero, donde los costes y las repercusiones económicas no son proporcionales a los objetivos ambientales perseguidos. Pues al final, es dinero que se quita de atender otras necesidades de los ciudadanos.

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