El mercado de la alimentación orgánica pasó la prueba de fuego: dejó de ser una moda para transformarse en una tendencia firme, adoptada por un público cada vez más amplio y con más conocimientos sobre el tema de la nutrición saludable y una producción amigable con el medio ambiente. Y, por supuesto el vino, no podía quedar al margen de esa movida. Así, Juan Pino, licenciado en Ciencias Ambientales y uno de los organizadores de la feria, explica que entre las características de los vinos orgánicos se destaca la ausencia de pesticidas, herbicidas, fertilizantes, antibióticos y cualquier otro producto sintético y/o tóxico desde el viñedo. Señala que se prioriza el uso de estiércol y compost y que por enfermedades en la uva se permiten sólo algunos productos naturales.
Se estima que ya existen 60 bodegas que siguen los conceptos orgánicos en el país. Se trata, entre otros aspectos, de no utilizar productos sintéticos y/o tóxicos en el cultivo y tampoco máquinas para la cosecha de la vid.
Para estas bebidas, aclara Pino, está prohibido usar uva dañada e incluso máquinas durante la cosecha. Lo mismo pasa con los corchos que no sean naturales y no estén enteros. Hay organismos que certifican que la elaboración sea orgánica, y que el proceso demanda años, apunta.
Bastante de ese crecimiento se ve reflejado en la segunda edición de la Feria de Vinos Orgánicos, que arranca hoy y termina mañana a la noche en La Botica del Angel, con ejemplos de lo más estricto en esta tendencia: los productos biodinámicos.
Según datos del SENASA, en 2014, la exportación de vinos orgánicos argentinos creció en un 59 %. Los principales mercados de esos productos fueron la Unión Europea, Estados Unidos y Asia.
En la actualidad, la mayoría de las bodegas certificadas se encuentran en Mendoza. Entre ayer y hoy, muchos de estos productores mostrarán su experiencia en la feria.
Además, en ese evento, habrá puestos gastronómicos que compartirán el concepto orgánico de la feria, charlas con enólogos, sommeliers, chefs y especialistas relacionados con la temática.
La Ciudad suele ser escenario de movidas que buscan promover el consumo de alimentos orgánicos y cada vez ganan más espacios en los restaurantes. Los productos, como sucede también con el vino, suelen ser más caros que los convencionales pero los especialistas destacan los beneficios de consumir alimentos que no han sido tratados con químicos ni productos tóxicos, entre otras cosas.
Para muchos, además, esta feria es la oportunidad de conocer vinos biodinámicos. ¿De qué se trata? Además de las "reglas" orgánicas, "en estos vinos entran también en juego los signos del zodíaco, las fases lunares, el sol, la homeopatía y los ciclos biológicos, entre otras cosas", detalla Pino, licenciado en Ciencias Ambientales. "Es lo ultra natural, llevado a su máxima expresión. A lo biodinámico se lo suele calificar como una rama de lo orgánico, mucho más restrictiva y puntillosa", explica.
En los viñedos biodinámicos, la poda se realiza con la luna menguante, por ejemplo. Dicen que la savia no fluye con tanta fuerza y la planta cicatriza más rápido. Además, la bodega debe ser autosuficiente. En Argentina, existen un puñado de ellas identificadas como biodinámicas, algunas en Salta y otras en Río Negro.
Fuente: modificado de Clarín.