El pasado sábado la lucha contra el cambio climático consiguió poner de acuerdo casi al mundo entero en la ya finalizada COP21. Casi 200 países firmaron en la Cumbre del Clima de París el primer acuerdo global contra el cambio climático, aunque no sin controversias. Para los negociadores el pacto abre un camino, pero no es la meta, en un acuerdo en el que los países firmantes deberán limitar sus emisiones, aunque los desarrollados tendrán que hacer un mayor esfuerzo y movilizar 100.000 millones de dólares anuales.
El acuerdo alcanzado este sábado en París tras dos semanas de reunión es "el primer acuerdo universal de la historia de las negociaciones climáticas", recordó François Hollande cuando presentó el texto final que luego fue aprobado, a pesar de que estuvo a punto de naufragar a última hora por desavenencias en la vinculación legal de los objetivos de cada país a la hora de reducir las emisiones.
El acuerdo de París fija, entre otros objetivos, elevar los "flujos financieros" para caminar hacia una economía baja en emisiones de gases de efecto invernadero, cuya sobreacumulación en la atmósfera por las actividades humanas ha desencadenado el cambio climático. "Estamos mandando un mensaje clave al mercado global", valoró este sábado John Kerry, secretario de Estado de EE UU. "Movilizar la inversión", dijo, es fundamental para lograr una "transición a una economía limpia". "Los mercados ya tienen una señal clara", remarcó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Otros dirigentes, sin ser tan optimistas, también dan por bueno el acuerdo. "El acuerdo no es perfecto", admitió Xie Zhenhua, el representante sobre cambio climático de China. "Pero eso no nos ha impedido dar un paso histórico", añadió. Xie instó también a los países desarrollados a que cumplan con sus obligaciones.
Uno de los debates más intensos que han puesto en riesgo este acuerdo ha sido precisamente el de la persistencia o no de la diferenciación entre países desarrollados y países en vías de desarrollo (tal y como establecía el convenio de las Naciones Unidas sobre cambio climático, de 1992). El presente acuerdo establece que todos deben hacer planes de control de las emisiones, pero a los desarrollados se les fijan mayores exigencias. Por ejemplo, se establece que ellos deberán "seguir encabezando los esfuerzos" en reducción de emisiones. "Nos complace que el acuerdo diferencie las acciones", dijo este sábado el ministro de India Prakash Javadekar.
Entre los deberes alcanzados en el acuerdo está "movilizar" un fondo de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. A partir de 2025, se revisará al alza. A este fondo también podrán aportar los emergentes, aunque en su caso es una posibilidad "voluntaria". El fondo anual se destinará a que los Estados con menos recursos puedan adaptarse al cambio climático; por ejemplo, con medidas de protección por el aumento del nivel del mar. También servirán para que esos mismos países puedan crecer económicamente pero con bajas emisiones de dióxido de carbono.
Mecanismo de revisión
El pacto aprobado en la Cumbre del Clima de París, COP21, consta de dos partes. La primera es el acuerdo (18 páginas) y la segunda es la decisión (22 páginas). En esta última, que está abierta a ser modificada cada año, es donde se baja al detalle en muchos de los aspectos de la lucha contra el cambio climático previstos para los próximos años. Se reconoce que los esfuerzos que hasta ahora los Gobiernos del mundo han puesto sobre la mesa no son suficientes para cumplir con el objetivo general del acuerdo de París, como reducir en 15 gigatoneladas de gases anuales en 2030.
Por eso en el acuerdo de París se establece un mecanismo de revisión cada cinco años, que debería implicar que los programas de reducción de cada país aumenten para corregir esa brecha. En la decisión también se establece que en 2018 se realizará "un balance de los esfuerzos colectivos" para "determinar el avance en el logro del objetivo a largo plazo". La primera revisión al alza de los planes nacionales sería para 2020.
Voces discordantes
Para muchas organizaciones, este acuerdo global no ha sido más que otra decepción que no provocará un cambio genuino en el devenir futuro. Para Ecologistas en Acción "la justicia climática, la descarbonización, la financiación adecuada, los derechos humanos, la perspectiva de género, los refugiados climáticos... han quedado fuera del texto final, al carecer éste de herramientas necesarias para luchar con eficacia contra el calentamiento global y al desoír las luchas ciudadanas que ya están haciendo frente al cambio climático. Se ha perdido una oportunidad de reforzar e internacionalizar un cambio de modelo".
Para Greenpeace, el compromiso de casi 200 países de limitar a 1,5 ºC el calentamiento global es positivo pero alerta de que no fija los medios para lograrlo. "El Acuerdo de París es solo un paso en un largo camino, y hay partes en este acuerdo que resultan frustrantes y decepcionantes, pero es un avance. El acuerdo por sí solo no nos sacará del agujero en que estamos metidos, pero hace que la cuesta para salir de él sea menos empinada".
Para Juan Carlos del Olmo, Secretario General de WWF España: "El acuerdo de Paris es un paso importante, pero sólo el primero en el camino para frenar el cambio climático. El texto contiene aspectos muy relevantes, pero otros vitales han quedado fuera en aras del consenso y tendremos que trabajar muy duro en el futuro para hacerlas realidad. Ahora países como España, que sigue quemando carbón y apoyando las prospecciones de petróleo y gas, tienen una gran responsabilidad y pedimos al futuro gobierno que se comprometa de verdad con un modelo renovable 100% y a terminar con el apoyo a las energías contaminantes".
El sector privado
El sector privado también ha participado de la COP21 y ha buscado mostrarse favorable al clima, como con el anuncio hecho por diez multinacionales -incluidas Dell, Kellogg, Sony, Thalys y Coca Cola- que durante la cumbre se han comprometido a fijarse objetivos de reducción de dióxido de carbono. O el paso dado por Google, que desveló durante la cita de París la compra de 842 megavatios de energías limpias para sus centros de datos, con el objetivo final de triplicar sus renovables de aquí a 2025.
La aviación y el transporte marítimo quedan fuera del acuerdo de la COP21
Como nota negativa, dos de los sectores que más emisiones generan, la aviación y el transporte marítimo, se han quedado finalmente fuera del acuerdo, pese a que la Unión Europea defendió introducir una mención en el texto que sirviera como trampolín para impulsar las negociaciones internacionales en torno a esos dos ámbitos. "Que no se mencione la aviación y el transporte marítimo es una debilidad clave del acuerdo: sin acción en estos sectores, limitar el aumento de temperatura a 1,5 grados es imposible", afirma a Efe Andrew Murphy, de la organización Transport & Environment. Murphy recalca que ahora ambos sectores tendrán que hacer de algún modo "una contribución justa" a los objetivos del acuerdo.
Información recopilada y extraída de El País y EFE Verde.