Que los métodos actuales de embotellamiento y distribución de agua son dañinos para el entorno es algo conocido. Sin embargo, las cifras vinculadas al consumo de agua embotellada siguen siendo alarmantes. El consumo de agua embotellada en España en 2019 fue de unos 135 litros por persona, 17 litros más que la media europea, según un estudio de Statista.

Por otra parte, aunque todas las botellas de plástico están hechas de polietileno tereftalato (PET, en sus siglas en inglés) y son por tanto reciclables, Petcore - organismo que representa la industria europea PET – indica que el porcentaje de botellas recogidas en la Unión Europea en 2018 no llegó al 60%. Este mismo organismo señala grandes diferencias entre los diferentes Estados miembros: mientras que algunos Estados nórdicos logran recoger más del 90% de botellas, la media de los países mediterráneos no supera el 30-40%.

Lo cierto es que las botellas y los envases más ligeros han contribuido a reducir las emisiones de CO2 relacionadas con el transporte del agua embotellada. Un informe de la Federación Europea de Aguas Embotelladas (EFBW en sus siglas en inglés) señala un ahorro de peso considerable (alrededor del 37% entre 1994 y 2012) por cada botella PET de 1,5 l.

Martin Murray, CEO de waterdrop®, comenta: “Es cierto que el uso de plástico PET en botellas contribuye a reducir la huella de CO2, pero también lo es que el agua embotellada sigue necesitando transporte. Además, una reducción de peso de 20-30g por cada 1,5 kg de agua transportada no deja de ser marginal”.

En este contexto queda claro que un uso más extendido del agua del grifo como fuente de hidratación es una alternativa sostenible y económica. A modo de ejemplo, la "Deutsche Verbraucherzentrale" (el equivalente alemán al Centro Europeo del Consumidor en España) cuenta que el suministro de agua embotellada sólo para la ciudad de Berlín originó unas 105.000 toneladas de emisiones de CO 2 en 2019, añadiendo que, si se hubiera utilizado agua del grifo, el impacto de CO 2 habría sido 600 veces menor (175 toneladas).

Murray insiste: “ Lamentablemente, estas cifras podrían funcionar a muchas otras ciudades europeas. Los métodos actuales de embotellamiento y distribución de bebidas son insostenibles ”.

En 2016 la Agencia Europea de Medio Ambiente llegó a la conclusión de que el 98,5% del agua del grifo ya cumplía con las normas de agua potable establecidas por la UE. La nueva Directiva sobre el agua potable adoptada por el Parlamento Europeo en diciembre de 2020 da un paso más: propone garantizar el acceso al agua potable del grifo ya los sistemas sanitarios en todas las regiones europeas. Además, aumenta el número de posibles contaminantes a monitorizar y rebaja los límites existentes.

"La nueva Directiva es una buena noticia de cara a impulsar entre la población el consumo del agua del grifo, aportándole el valor que se merece, aunque son muchos los retos a los que se enfrenta ”, prosigue Murray. “Dependiendo del lugar donde se viva, el agua del grifo puede gustar más o menos: en los entornos montañosos tiende a ser insípida y pura, mientras que algunas regiones costeras cuentan con un agua del grifo rica en cloro, bastante menos apetecible. Ambas versiones son seguras, pero, a pesar de que filtros y otros medios pueden ayudar a superar los obstáculos, no son particularmente populares. Mientras tanto, los viejos hábitos y las falsas percepciones siguen empujando al consumidor hacia el agua embotellada "limpia", incluso cuando no sería necesario,
agua embotellada ”.

" El agua del grifo es de muy alta calidad y se suministra las 24 horas del día y los siete días de la semana directamente en su punto de uso ". Es una de las conclusiones de un amplio informe sobre los hábitos de consumo de agua de los ciudadanos de la UE publicado en Wire's Water 6 en marzo del 2020. Entre otras cosas señala que la nueva Directiva Europea mejorará aún más la calidad del agua del grifo y que el hecho merece la atención de los consumidores. Más aún cuando se trata de proteger el medioambiente.

Martin Murray puntualiza: “ En Europa, se transportan más de 100 botellas de agua de plástico por persona cada año, lo que equivale a 15 millones de toneladas de plástico y 8 millones de toneladas de CO2 en total. Si se tiraran todas las botellas de plástico producidas en los últimos 10 años en una pila, esta alcanzaría una altura de aproximadamente 2.400m, o sea la mitad de la montaña más alta de Europa Central, el Mont Blanc. "

Iniciativas innovadoras, como la que propone waterdrop®, se abren paso, dando alternativas de consumo sostenible, para dar respuesta a la demanda de un consumidor cada vez más informado y exigente. El enfoque del negocio del agua desde un ángulo creativo contribuye a desarrollar activamente soluciones sostenibles para fomentar el consumo responsable del agua del grifo como agua potable segura.

 

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