El comparador Acierto.com analiza cómo afecta el aumento de las temperaturas al consumo de los hogares , una cuestión que cobra especial relevancia en este momento: cuando la tasa de paro tiene máximos históricos y la precariedad económica se ha convertido en una de nuestros principales preocupaciones. La compañía también recaba algunas medidas para ahorrar sin pasar calor.
Así, la entidad estima que la ola de calor aumenta nuestro consumo eléctrico entre un 30% y un 40%. Lo que vendrá a traducirse en una subida de más de 100 euros de medios en la factura de los consumidores.
Eso sí, este incremento depende de gran medida del tipo de dispositivo que se emplee para sobrellevar el calor -si usamos un ventilador o aire acondicionado- y de otros factores como la temperatura exterior, la duración de la ola de calor, etc.
Por ejemplo, el aire acondicionado será el gran responsable de este pico energético, pues un dispositivo de 2.200 frigorías consume una media aproximada de 1.350 vatios a la hora. Los equipos más antiguos pueden alcanzar los 2.900 vatios por hora. El tiempo que se encuentra en funcionamiento, si cuenta con el sistema inversor o no y la propia eficiencia energética también son clave.
Las pérdidas son otro punto importante. De la misma manera que en invierno no queremos que salga el calor para ahorrar en calefacción y mantener la vivienda confortable, no deberíamos perderlo de vista en verano. Sobre todo porque hasta un 20% de las necesidades de climatización de las viviendas se producen por pérdidas.
Por no hablar de las consecuencias medioambientales de abuso de esta clase de sistemas de refrigeración. Nos estamos refiriendo a las emisiones indirectas, es decir, a las frecuencias que se generan en el proceso de producción de la energía eléctrica que consume y que se imputan a nuestros hábitos.
De hecho es recomendable optar por la climatización renovable , que consiste en la instalación de un sistema que usa energía limpia, de origen renovable.
Por fortuna, existe una manera de hacer un uso responsable del uso del aire acondicionado. Lo primero será elegido un dispositivo acorde a nuestras necesidades de refrigeración y que sea energéticamente eficiente .
Las frigorías son unas de las variables más importantes a tener en cuenta, así como si el dispositivo es compacto o partido, e incluso si son capaces de integrarse con otras soluciones tecnológicas de nuestra casa. Lo ideal será analizar cada uno al detalle, incluido el lugar en el que se instale es importante. De hecho, algunas compañías ofrecen asesoramiento a este respecto.
Elegir la temperatura adecuada es otro punto a tener muy en cuenta. La diferencia entre un aire acondicionado a 22 grados y otro a 26 puede suponer un 30% más de consumo energético, según los expertos. Según las indicaciones del IDAE, la temperatura ideal se encuentra en torno a los 24 y 26 grados centígrados. Por debajo de los 24 grados gastará más. Otro dato interesante es una diferencia de temperatura superior a los 12 grados entre el exterior y el interior puede ser perjudicial para la salud.
El informe concluye que se producirá un 20% de pérdidas de las necesidades de climatización en las viviendas de los españoles, por lo que es conveniente revisar las puertas y ventanas que están correctamente selladas.
Es recomendable que el flujo del aire vaya hacia arriba, es decir, que no apunte directamente a las personas. También (y siempre que sea posible) programarlo durante un tiempo determinado para que se detenga de forma automática. Y por supuesto, apagarlo al marcharse de casa.
Más allá de lo comentado, el mantenimiento del aire acondicionado será fundamental. Por ejemplo, la limpieza de los filtros. Un filtro sucio puede disminuir la cantidad de aire fresco del aparato y es foco de virus y bacterias. Además, es importante que esté bien colocado. Aquí cabe comentar que algunos seguros de hogar con servicio de manitas incluyen este servicio de forma gratuita.
Otra de las indicaciones del comparador tiene que ver con ventilar la estancia. En muchas ocasiones olvidamos ventilar la estancia en la que se ubica el aire acondicionado, sobre todo si lo tenemos constantemente encendido. Sin embargo, resulta fundamental para mantener una higiene óptima y reducir el riesgo de contagios. Y reduce la sensación térmica hasta dos grados. Podemos hacerlo a última hora de la noche o a primera de la mañana.
Por otra parte, conviene bajar las persianas en las horas de más calor, para evitar que la vivienda se caliente. Lo idóneo será instalar toldos y cortinas que aíslen las dependencias del calor exterior. Las dobles ventanas son también recomendables.
Hidratarnos y comer bien en verano, específicamente, nos ayudará a mantenernos más frescos y mitigar la sensación de calor; y lo mismo ocurrirá con nuestra vestimenta y con las sábanas que usamos para dormir.
Fuente: Acierto