El cambio climático ejerce un enorme impacto no solo en la salud ambiental sino también en la salud de personas y animales, generando amenazas como enfermedades emergentes, pérdida de hábitats y condiciones climáticas extremas que ponen en riesgo el bienestar de las ciudades.
Ante esta problemática, la planificación y el diseño de las urbes deben ser repensados de manera que se logre hacer frente a los desafíos relacionados con el cambio climático, reducir sus efectos perniciosos y dar paso a un mañana más saludable y sostenible, según revela el estudio, “El impacto del cambio climático: una aproximación desde el contexto urbano con enfoque One Health”, en el que ha participado la Universidad Europea.
Esta investigación analiza algunas de las situaciones que están generando fenómenos derivados del cambio climático, que no sólo tienen un impacto directo en la salud, sino que en ocasiones suponen una mayor presión económica relacionada con el aumento de los gastos médicos o pérdidas económicas a causa de eventos meteorológicos extremos.
“Las políticas deben llevar aparejadas planes, estrategias e intervenciones a nivel local, ahondando por tanto en las peculiaridades de cada lugar, así como en sus condiciones geo-climáticas, y en las necesidades de sus habitantes, con especial atención a los más vulnerables” subraya María Teresa Cuerdo Vilches, investigadora de la Universidad Europea y una de las autoras del estudio. La investigadora invita a apoyarse en la interdisciplinariedad a la hora de abordar estas políticas y actuaciones, que permitan tener una visión más amplia de la compleja realidad de nuestro medio ambiente urbano, ante los grandes desafíos derivados del Cambio Climático, en favor de ciudades más habitables, saludables, sostenibles, e inclusivas.
Concentración de riesgos y áreas de mejora
Problemas como las olas de calor cada vez más severas afectan de manera significativa a los colectivos más vulnerables provocando una exacerbación de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y neurodegenerativas, así como alteraciones de patrones de sueño y problemas de salud mental. Las condiciones climáticas extremas también suponen una amenaza para la seguridad alimentaria ya que la reducción del rendimiento de los cultivos destinados a la alimentación humana y animal puede derivar en un aumento de casos de enfermedades transmitidas por los alimentos debido a las afecciones que sufren durante su producción y su distribución.
Encontramos también problemas como, el aumento de inundaciones, que conducen a la contaminación de fuentes de agua dulce y suponen un aumento del riesgo de las enfermedades transmitidas por el agua o la potencial escasez de alimentos que puede contribuir al aumento de enfermedades como el cáncer, la diabetes o patologías cardiovasculares, entre otras o la pérdida de biodiversidad y deterioro de la función de protección de los hábitats naturales que provoca limitaciones en alimentos, en medicamentos y en provisión de otros servicios esenciales para la salud.
No obstante, no hay que mirar a las ciudades únicamente como el origen de muchas de estas problemáticas y escenarios de concentración de riesgos, sino también como áreas de mejora al respecto. “Sin olvidar, por supuesto, el potencial que ofrece abordar las cuestiones relacionadas con sostenibilidad y salud en paralelo, desde un enfoque “One Health”, indica María Teresa Cuerdo Vilches, investigadora de la Universidad Europea y una de las autoras del estudio.