Con la aprobación en noviembre de la norma de contaminación Euro 7 por parte de la Comisión Europea, y que entrará en vigor para turismos y furgonetas el 1 de julio de 2025 y dos años después para camiones y autobuses, se incluye una nueva regulación a las emisiones contaminantes que no procedan de la combustión, limitando ahora también las emisiones de los frenos y las ruedas.

Y es que los discos del freno emiten, en cada frenada unas pequeñas partículas de polvo denominadas las ‘emisiones PM2.5’. Son partículas ultrafinas de hasta 2,5 micrómetros de diámetro, es decir, unas 200 veces más pequeñas que un grano de arena. Este tamaño permite que las partículas se salten los filtros naturales cuerpo: nariz y garganta, llegando a los pulmones al ser inhaladas y pasando al torrente sanguíneo. Las posibles consecuencias: accidentes cardiovasculares, cerebrovasculares y respiratorios.

En este sentido, según estudios del Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Lyon, las pastillas de freno provocan 20.000 toneladas de polvo en suspensión al año. De ellas, 9.000 millones de toneladas quedan suspendidas en la atmósfera. Así, algunas estimaciones apuntan a que solo la fricción entre las pastillas y los discos de freno ya es responsable de una quinta parte de la contaminación generada por los automóviles.

Las pastillas y los discos de freno funcionan sobre la base de la destrucción mutua, es decir, se desgastan y producen polvo mientras generan suficiente fricción para desacelerar el coche convirtiendo, durante la frenada, la energía cinética del coche en calor en un volumen que está directamente relacionado con la velocidad y el peso de un coche.

Los fabricantes de componentes a lo largo de las últimas décadas han desarrollado pastillas con composiciones cada vez menos nocivas. Y es que originariamente, las pastillas de frenos contenían amianto. No obstante, los discos son responsables de la mayor parte del polvo de los frenos. Las pastillas solo son responsables del 30 % de esas emisiones. El motivo, la mayor superficie de los discos frente al tamaño de las pastillas.

Qué puede hacer la filtración para contribuir a reducir las emisiones de los frenos

Especialistas en filtración de partículas como MANN+HUMMEL, vienen desde hace años trabajando para contrarrestar las emisiones de partículas de los frenos. De hecho, hace ya unos años que el fabricante alemán lanzó al mercado un sistema de filtración para frenos. Se trata de una carcasa que contiene un elemento filtrante, colocada a continuación de la pinza de freno en el sentido de giro de la rueda, y donde se retienen las partículas a medida que se van desprendiendo.

El medio filtrante especialmente diseñado a base de fibras metálicas para resistir las altas temperaturas se sustituye a la vez que las pastillas. Este filtro elimina hasta el 80% de las partículas finas del freno, además, es compatible con todo tipo de motores, desde vehículos eléctricos hasta vehículos convencionales de gasolina o diésel y vehículos híbridos.

Con la aprobación de la Euro 7, MANN+HUMMEL tiene ya camino recorrido para contribuir a la nueva limitación dada por la normativa. Igualmente, la compañía asegura que seguirá trabajando “para ir más allá de lo que dicte la norma en materia de filtración”.

 

Contacto de prensa: +34 976 28 7300