Las exigencias medioambientales que la Unión Europea impone a las grandes empresas suponen una oportunidad para las startups, que les ayudan a medir el impacto que generan sobre la naturaleza y a realizar acciones para compensarlo. Por ejemplo el protocolo de capital natural abre oportunidades para los emprendedores en distintas áreas, mientras que la aplicación de la Directiva sobre Divulgación de Información no Financiera obliga a estas grandes empresas a elaborar con carácter anual una declaración sobre su actividad ambiental. Para realizarla se están apoyando en pequeñas compañías locales que trabajan en la zona y en startups que ofrecen soluciones innovadoras en la mitigación de sus impactos ambientales. Desde Expansión nos ponen varios ejemplos de este tejido empresarial emprendedor, entre los que destacamos a unos ambientólogos/as que realizan proyectos de restauración de ecosistemas.
Como cualquier alumno de MBA, David Álvarez tenía que realizar un plan de empresa para finalizar sus estudios. Así, en 2010 reunió a varios alumnos de su escuela de negocios y apoyándose en sus conocimientos como ingeniero de montes lanzó su propuesta: crear una compañía que acercara el sistema de bancos de hábitats a las empresas españolas.
"Esta figura se emplea para compensar los impactos negativos que se producen sobre los recursos naturales como consecuencia de la actividad empresarial. A través de la compra de créditos ambientales, las compañías reparan sus impactos negativos sobre el medio ambiente en una una actividad que, a escala mundial, genera un volumen de mercado de 4.000 millones de dólares cada año, según un informe de GHK Consulting Ltd para la Unión Europea"
David Álvarez
Hacia este modelo se orientaron los primeros pasos de Ecoacsa, la compañía que surgió del proyecto de fin de máster de Álvarez y que, a día de hoy, colabora con compañías como Naturgy para que incorporen en sus cuentas el uso que hacen de los recursos naturales. Una tarea para la que se apoyan en un indicador de referencia mundial: el capital natural. "Es el stock de capital derivado de los recursos naturales. Así, la naturaleza deja de ser un pasivo para convertirse en un activo en los balances de las empresas", explica Elvira Carles, directora de la Fundación Empresa & Clima.
Desde la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica afirman que ya no se trata de un concepto que sólo utilizan las compañías con conciencia ambiental para realizar acciones de RSC. El año pasado comenzó a aplicarse la Directiva 2014/95 del Parlamento Europeo sobre Divulgación de Información no Financiera. La UE exige a las entidades de interés público -cotizadas, entidades financieras, aseguradoras y las consideradas como tal por la legislación nacional- que elaboren con carácter anual una declaración sobre su actividad ambiental, junto a la descripción de las políticas que ponen en marcha para mitigarlo, los resultados y los riesgos relacionados con su negocio.
Así, algunas compañías españolas ya se han puesto a trabajar para cumplir con la legislación. "Ferrovial ha apostado por los bancos de conservación, en los que la empresa está monetizando el impacto de su actividad; Naturgy lo hace en términos de capital natural para sus centrales hidroeléctrica y la cementera LafargeHolcim está recuperando una cantera a las afueras de Barcelona", apunta Carles.
Y para llevar a cabo estas acciones las empresas se están apoyando en pequeñas compañías locales que trabajan en la zona y en start up que ofrecen soluciones innovadoras en la mitigación del impacto ambiental de las cotizadas.
El protocolo de capital natural abre oportunidades para los emprendedores en distintas áreas. Desde servicios de consultoría que integran la biodiversidad en la gestión empresarial, la mitigación de los impactos de actividad de grandes compañías o su compensación. "Todo parte de conocer las funciones y servicios del capital natural y su vínculo con cada sector de actividad", explica Carmen Avilés, coordinadora de UPM Ecostar GreeNNOVA, un proyecto europeo de emprendimiento basado en mercados ecosistémicos. La experta señala el gran interés que muestran los inversores en este tipo de iniciativas. En parte, alentados por el Plan de Acción sobre Finanzas Sostenibles y Tecnología Financiera, lanzado por la Comisión Europea en marzo de este año, que busca reorientar los flujos de capital hacia inversores sostenibles. Entre otras cosas, esta disposición obliga a que las aseguradoras y gestoras de inversión asesoren a sus clientes sobre sus preferencias en materias de sosteniblidad.
En este sentido, la banca está aprovechando la preocupación por el medio ambiente para generar productos limpios, como el mercado de bonos verdes. "Si bien es todavía pequeño en comparación con el de deuda, sube a un ritmo de más del 25% anual, y de aquí a 2020 se prevé que mueva más de un trillón de dólares", asegura Carles. Además de los mercados financieros, compañías de casi cualquier sector de actividad tendrán que marcar la sostenibilidad como un objetivo prioritario en sus planes de negocio.
"Los recursos naturales que se engloban bajo la denominación de capital natural pueden ser utilizados y afectar de manera transversal a casi la totalidad de los sectores económicos"
Carmen Avilés, coordinadora de UPM Ecostar GreeNNOVA
Así, destacan algunas empresas cuya actividad está íntimamente ligada a los recursos naturales, como las agrícolas, energéticas, constructoras y turísticas, que dependen directamente de la conservación del entorno. En esta tarea, las entidades públicas también tienen mucho trabajo por delante. "En el ámbito urbano, las soluciones basadas en la naturaleza están recibiendo una creciente aceptación", señalan desde Ecoemprendedores por el Clima. Proyectos de economía circular e iniciativas para captar carbono, como los jardines verticales, se incorporan en los marcos regulatorios de las ciudades ofreciendo incentivos fiscales a empresas sostenibles.
La familia de Paco Morente se ha dedicado durante generaciones a la agricultura, lo que ha provocado que siempre se haya enfrentado a las plagas que afectaban a sus cultivos. Cansado de esta guerra, Morente redujo sus horas en el tractor para pasárselas en el laboratorio hasta que en 2014 creó Kowat, una 'start up' con la que ha diseñado drones biomiméticos.
"Son prototipos que reproducen el comportamiento de los predadores de ciertas aves, que transmiten enfermedades a las plantas. Se basa en el miedo que genera el dron en los animales", señala Morente, que utiliza sus dispositivos sobre los cultivos de Frutaria, uno de los mayores productores de fruta en España. "El dispositivo reduce el uso de pesticidas ya que evita la expansión de patógenos que las aves transmiten a través de sus heces y regurgitaciones", señala el creador de un dispositivo que también se utiliza para proteger piscifactorias y entornos urbanos, como campos de fútbol, aeropuertos y monumentos.
Gracias a su experiencia como cartógrafo en diferentes instituciones públicas, Miguel Fernández sabía que existían ciertos datos con los que podía calcular la cantidad de rayos de sol que recibía un determinado espacio. "dotGIS se basa en la investigación de entornos y ordenación de recursos naturales. A través de la cartografía inteligente asesoramos a grandes compañías y particulares a montar paneles solares en los espacios donde pueden sacarles el máximo partido", aclara el fundador de una empresa que dio sus primeros pasos en 2016 y hoy, gracias al mantenimiento de instalaciones de compañías como EDP, cuenta con 12 empleados. "Les ayudamos a decidir en qué espacio generan menos impacto y predecimos el crecimiento de vegetación para evitar incendios", comenta Fernández. Además, gracias al conocimiento que dotGIS tiene del territorio, sus responsables han diseñado una aplicación para que las empresas de logística calculen las rutas con las que emiten menos CO2, "mientras ahorran combustible".
Cada verano España sufre la lacra de los incendios. Sin embargo, existen compañías como Sylvestris que luchan por revertir esta situación. "Somos una pyme de ingeniería natural. En una de nuestras líneas de negocio más importante trabajamos con grandes compañías, como La Caixa, Endesa y Mercadona. Ellos se encargan de financiar la reforestación de bosques que han sufrido incendios. Así, consiguen cuadrar sus balances de emisiones con árboles que, en el futuro, captarán el CO2 que ellos generan", explica Enrique Encinas, fundador de la compañía. Sylvestris se encarga de todas las gestiones para que la plantación sea un éxito, como el tratamiento de semillas para que germinen con éxito, los acuerdos con los propietarios de las fincas quemadas e incluso de la contratación de operarios que llevarán a cabo la reforestación. "Colaboramos con los entes municipales para que nos ayuden a encontrar personas que sean parte de grupos en riesgo de exclusión. El 81% de nuestros contratos lo firman mujeres maltratadas, inmigrantes, jóvenes sin estudios y personas con discapacidad".
En 2010, Maria José Ramírez fundó una asociación para la defensa del medio rural junto a sus compañeros de Ciencias Ambientales. "A los dos años decidimos dejar nuestros trabajos y convertirnos en Ecoherencia, una cooperativa con una filosofía empresarial acorde a nuestros valores de respeto al medio ambiente", recuerda Ramírez sobre una compañía que, gracias a su proyectos de restauración de ecosistemas, se ha expandido por Málaga, Cádiz y Madrid. "Asesoramos a empresas con proyecto en capital natural y les recomendamos dirigir sus iniciativas en fincas que nosotros gestionamos en las que recuperamos humedales o charcas para anfibios. Y los empleados de estas compañías se implican en los proyectos", comenta la fundadora de Ecoherencia, que también colabora con restaurantes en el desarrollo de la agroecología: "Cultivamos plantas sin impacto ecológico, como la ortiga, que tiene muchas propiedades".
Iberdrola quiere ser totalmente neutra en carbono en 2050. Y para cumplir con este objetivo ha localizado un socio estratégico: AlgaEnergy, una compañía fundada en 2007 que cultiva microalgas de forma 100% controlada en los fotobiorreactores de sus instalaciones. "Hemos posicionado nuestra empresa como un referente internacional en el sector de la biotecnología de microalgas", explica Carlos Rodríguez-Villa, director general de la firma. El rigor científico de AlgaEnergy fue lo que llevó a Iberdrola a convertirse en 2009 en accionista de referencia de la empresa y a colaborar en su estrategia para combatir el cambio climático. "Las microalgas capturan las emisiones de CO2 provenientes de las chimeneas de la Central de Ciclo Combinado de Iberdrola en Arcos de la Frontera (Cádiz). Se trata de un modelo de economía circular pues estos microorganismos son los sistemas de biofijación de CO2 más eficientes del mundo", explica Rodríguez-Villa sobre el trabajo que realiza con la multinacional.
Desde que David Álvarez propusiera a sus compañeros de trabajo final de MBA trabajar en los bancos de hábitats, Ecoacsa siempre ha colaborado con grandes empresas para poner en valor la biodiversidad. "Nos hemos convertido en prescriptores del capital natural. Ayudamos a las organizaciones a monetizar el uso y la dependencia que tienen de los activos naturales", subraya el fundador de una compañía que, en España, se ha convertido en prescriptora de la Natural Capital Coalition. "Estamos en varios organismos internacionales para ayudar al mundo económico en sus decisiones ambientales", comenta Álvarez. Ecoacsa ha trabajado en el desarrollo del protocolo de capital natural, que desde 2015 aúna la forma en la que tienen las empresas de medir en términos económicos el impacto que su actividad genera en el medio ambiente. Además, han liderado la Natural Capital Summit, un evento que va por su segunda edición y que reúne a compañías e inversores comprometidos con la sostenibilidad.
Fuente: Expansión