La emergencia climática y la crisis de biodiversidad están impactando en la población y territorios de la llamada España vaciada y es el momento de actuar. Del medio rural depende lo que comemos y respiramos. En definitiva, depende nuestra supervivencia. Sin embargo, el aumento de olas de calor, la reducción de precipitaciones (casi el 75% del territorio se ha vuelto extremadamente seco), el aumento exponencial de los grandes agronegocios (España, por ejemplo, es el principal productor de cerdos) o los grandes incendios forestales, están dejando nuestro medio rural en una situación de vulnerabilidad extrema.
Por eso, Greenpeace lanza #hablaRural, para que la sociedad española comprenda la necesidad urgente de fortalecer nuestro medio rural como prioridad para frenar la pérdida de biodiversidad y mitigar la emergencia climática.
Esta campaña, impulsada en nuestro país por la plataforma ciudadana RuralMineras, está simbolizada gráficamente en una tradicional silla rústica, y se sustenta, como esa silla, en cuatro “patas”:
- Fortalecimiento del medio rural para combatir la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad. Han de destinarse recursos económicos al acceso a los servicios esenciales, la creación de empleo y la calidad de vida en el medio rural para generar comunidades resilientes con capacidad de actuación.
- Equilibrio del medio rural con el mundo urbano. A pesar de que la mayor parte de nuestra población vive en urbes, la mayor parte del territorio es rural. Somos, por tanto, interdependientes y ecodependientes, por lo que se han de promover campañas de conocimiento sobre el medio rural y canales de comercialización que faciliten a la ciudadanía el consumo de productos sostenibles de nuestros pueblos.
- Sostenibilidad en el medio rural. Ha de aumentarse la financiación de actividades sostenibles del medio rural, incentivando las que fijen población, y se han de recuperar/fortalecer conocimientos y buenas prácticas de su población, frente a las falsas soluciones que expulsan a las personas de sus territorios y deterioran el medioambiente.
- Diversidad e inclusión en el medio rural. Han de fomentarse políticas específicas que aseguren la integración, de forma justa y efectiva, de mujeres rurales, población migrante, minorías étnicas y colectivo LGTBIQ+, visibilizando su contribución y favoreciendo oportunidades dignas que les permitan quedarse en los pueblos y fortalecer el medio rural.
El desconocimiento de nuestro medio rural es tal que, por ejemplo, se piensa que estamos perdiendo masa forestal (de hecho, consecutivos gobiernos han propuesto plantaciones masivas como solución), cuando la realidad es que, debido al abandono del sector primario, la superficie forestal en España ha aumentado casi 4 millones de hectáreas (1962-2019). El problema no es la falta de árboles sino la falta de gestión, que los convierte en masas vulnerables, aumentando el riesgo de propagación de grandes incendios forestales.
Y los mismos problemas de gestión se trasladan a otros temas como el agua o la producción agroalimentaria. El cambio climático ha convertido el 75% de nuestro territorio en zona extremadamente seca y, por tanto, en muchas ocasiones, infértil, sin que se establezcan las políticas hídricas necesarias. Por otro lado, el 90% de las pequeñas explotaciones ganaderas ha desaparecido, pero se ha triplicado el número de animales en grandes explotaciones y macrogranjas, con el consiguiente aumento de contaminación en recursos como aire o agua.
El 85% del territorio nacional es rural. Las áreas rurales prestan una serie de recursos ecosistémicos como son los bosques, el agua, el aire limpio, los alimentos, la energía etc, que son totalmente esenciales para la supervivencia. Sin embargo, como en el medio rural solo vive el 20% de la población española, no se priorizan sus necesidades básicas.
Un grave error porque la población rural tiene, en buena medida, la clave de nuestra supervivencia, en cuanto a que es garante de la seguridad alimentaria (conservación y recuperación de semillas, variedades... etc), de la protección de nuestros bosques y de innumerables conocimientos y prácticas de preservación natural.
En esa línea, Greenpeace ha querido plasmar el espíritu de esta campaña en el video de un artesano sillero tradicional para que nos replanteemos nuestra manera de producir y de relacionarnos con la naturaleza.
La población rural será clave para que se alcancen los objetivos de reducción de emisiones al menos un 55% en 2030, respecto a 1990, y para evitar los peores impactos del cambio climático. Según Mónica Parrilla, responsable de la campaña #HablaRural, “el trabajo que arrancamos tiene como objetivo asegurar que la emergencia ambiental se sitúa en el centro del debate de la ‘España vaciada’, dinamizando el medio rural y reduciendo su vulnerabilidad frente a los impactos. Y en este camino, necesitamos emprendimiento y nos necesitamos todos y todas: el 40% de las mujeres que han salido de los municipios menores de 1.000 habitantes tenían entre 16 y 44 años. Esto hace que la población rural cada vez esté más masculinizada y envejecida”.
La emergencia climática y el colapso de la biodiversidad, tan evidenciado por la crisis de la Covid-19, nos exige actuar en un tiempo récord. Los esfuerzos para frenar los peores impactos del cambio climático no se pueden llevar a cabo sin cambios radicales en nuestro modelo de sociedad, sin poner en cuestión la brecha urbano-rural, el crecimiento económico y las estructuras de producción y de propiedad existentes.
Contacto de prensa: Mónica Parrilla, responsable de #hablaRural en Greenpeace España: 626 998 253