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Una persona viene a gastar una media de 150 litros de agua al día. Parece mucho, pero esa cantidad es mucho mayor si tenemos en cuenta la "huella de agua" de todos los productos que utilizamos. Hasta la última gota es una ilustración que nos conciencia de la auténtica cantidad de agua que gastamos.

 

Para que os hagáis una idea, para que un kilo de ternera llegue hasta nuestra nevera, son necesarios 15.000 litros de agua (sí, con tres ceros), mientras que 20.000 litros hacen falta para tejer un kilo de algodón. Así, teniendo en cuenta esto, un occidental consume la friolera de 4,645 litros por día. Asusta.

¿Pero, qué podemos hacer nosotros? Bueno, en el vídeo que acompaña la ilustración vienen los consejos habituales: una ducha rápida mejor que un baño, no dejes correr el agua mientras te lavas los dientes, llena la lavadora, el fregaplatos gasta menos agua que fregar a mano... creo que en mayor o menor medida todos aplicamos éstas en casa.

Lo que me resulta más interesante y preocupante son dos ideas por las que pasa de puntillas. Por un lado, la importancia de conocer la huella de consumo de agua de aquello que compramos, ya sea una camiseta o comida —como ejemplo, para un kilogramo de café "solo" hacen falta 130 litros de agua—.

Por el otro, que hasta un tercio del agua potable se pierde por deficiencias del sistema, lo cual es un poco desmoralizante a la hora de hacer sacrificios en casa, por no hablar de las cantidades ingentes de agua que desperdician gastan algunas industrias.

 

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