La cantidad de residuos relacionados directamente con la industria móvil amenaza con frenar el progreso tecnológico. Una solución para reducir la contaminación causada por los productos electrónicos puede ser la adopción de los móviles modulares. La posibilidad de construir un smartphone por piezas que haga que éstas sean reemplazables. Si puedes sustituir fácilmente una parte, no tienes que desechar el bloque completo cuando se estropea. Es la idea.
Un universo de residuos, y aumentando
Según el Monitor Global de Residuos Electrónicos de Naciones Unidas, sólo en 2014, la humanidad produjo 46 millones de toneladas de residuos electrónicos. De estos millones de toneladas, cuyo crecimiento se estima en un 4 ó 5% anual, tan sólo 7,1 millones son reciclados o reutilizados. Si tenemos en cuenta que sólo en el último trimestre de 2015 se vendieron más de 352 millones de móviles, nos hacemos una idea del volumen del problema.
Una tonelada de teléfonos móviles genera 211 toneladas de residuos. No sólo estamos ante el propio teléfono sino en el coste medioambiental de la extracción de sus materiales o su fabricación. Por no hablar de los móviles rotos que acaban en la basura o, simplemente han quedado obsoletos, almacenados en un cajón hasta la próxima limpieza que hagamos en casa.
Los móviles modulares, parte de la solución
La solución a parte de esta cantidad de desechos, aunque no a la totalidad de los mismos, pasaría por hacer dispositivos fácilmente reparables. Ahí es donde entran en juego los móviles modulares, los que ya hemos conocido a través de Project ARA o de proyectos como PuzzlePhone o Fairphone con su último Fairphone 2.
En Puzzlephone, una empresa que se dio a conocer a través de Indiegogo, ya desarrollan pantallas con una vida prevista de hasta 10 años, al igual que el resto de sus componentes. Esto haría que pudiésemos actualizar los teléfonos sin desecharlos. Tal y como han funcionado los ordenadores de sobremesa durante años, por ejemplo. Descartar piezas y no dispositivos completos.
Los materiales también juegan su papel
Dice Pamela Gordon, consultora senior en Antea Group que "el 80% del impacto medioambiental de un producto se decide en la fase de diseño. No estamos hablando sólo de que se elijan configuraciones más o menos reparables, hablamos también de los materiales. La elección de determinados tipos de plástico más o menos biodegradables. La opción del metal. Todo cuenta."
La doctora Janet Scott, una química cuyo campo de trabajo son los materiales sostenibles, ya habla de desarrollar nuevos sistemas para construir smartphones. Migrar del plástico basado en hidrocarburos a uno construido a partir de celulosa. Bioplásticos, una nueva generación de materiales que permita que se disuelvan con una simple enzima y se reduzca así el impacto sobre el medio ambiente.
El gran reto, la adopción de los nuevos materiales
Como siempre, los desarrollos van por detrás de la adopción de los mismos. Sin una concienciación real acerca del problema de la contaminación causada por la industria de la electrónica, no hay posible solución. Janet Scott menciona que "vamos a ver una mayor diversificación de materiales en el futuro". El gran reto, afirma, es si estos materiales serán adoptados por los grandes fabricantes.
Ésa sería parte de la solución pero otra estaría en nuestras manos, como por ejemplo la reutilización de terminales antiguos que funcionan perfectamente. Cualquier gesto que hagamos ayudará a paliar en parte uno de los grandes males asociado al progreso tecnológico, el de la producción de residuos.
Fuente: modificado de Xataka.