A pesar de los avances sociales y culturales en materia de equilibrio de género de las últimas décadas, siguen siendo pocas las chicas que eligen carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y que luego se integran en el mercado laboral en profesiones de este ámbito. Más escasas aún son las que logran acceder a puestos de liderazgo y decisión, incluso en ámbitos eminentemente femeninos, como medicina o farmacia.

Un equipo de investigadoras de la UOC, liderado por Milagros Sáinz, investigadora y directora del grupo GenTIC (Género y TIC: Investigando el Género en la Sociedad Red) del Internet Interdisciplinary Institute (IN3), ha indagado en los motivos por los que las mujeres siguen eludiendo matricularse de algunos ámbitos STEM, como informática, ingeniería o física, ligados tradicionalmente a roles masculinos, y ha analizado por qué cada vez más eligen estudios asociados a la salud y los cuidados, como medicina, biología, enfermería o farmacia.

"Conocer los problemas a los que se enfrentan las jóvenes ya matriculadas de ámbitos STEM y con experiencia profesional es fundamental para poder establecer estrategias y políticas de retención de talento femenino", señala Sáinz.

Con ese objetivo, han realizado un estudio con 26 adultos jóvenes —11 hombres y 15 mujeres, de entre 18 y 29 años, de Barcelona y Madrid— que o bien están cursando una carrera del ámbito STEM o bien trabajan ya en alguno de los sectores STEM desde hace como mucho cinco años. A partir de entrevistas en profundidad, las investigadoras han podido captar, desde una perspectiva de género, los desafíos en distintos ámbitos a los que deben enfrentarse hombres y mujeres, y las estrategias que desarrolla cada grupo para superarlos.

Sus resultados, publicados en la revista Emerging Adulthood, constatan que los estereotipos de género —a menudo reforzados por la familia, la escuela y los medios de comunicación— siguen modelando la visión que las chicas tienen sobre los ámbitos STEM, que siguen considerando estas profesiones como eminentemente masculinas e infravalorando su capacidad para dedicarse a ellas.

Asimismo, las investigadoras han visto que uno de los factores que más siguen preocupando a las mujeres y les influyen a la hora de decidir si decantarse por profesiones de este ámbito es si les permitirán conseguir un equilibrio entre la vida personal y la laboral, y si podrán compatibilizar maternidad y carrera sin ser penalizadas por ello. Nueve de las quince entrevistadas consideran que ser madres puede restringir su desarrollo profesional e impedirles llevar a cabo una carrera exitosa, una situación que —consideran— no afecta a sus compañeros hombres.

"Las mujeres toman conciencia de las desigualdades, no las naturalizan. Los hombres, por su parte, también son conscientes de sus privilegios y, si son educados desde la igualdad y la justicia social, pueden convertirse en agentes de cambio que luchen para revertir la situación de las mujeres", considera Lídia Arroyo, investigadora de GenTIC y coautora de este trabajo. De hecho, este estudio se enmarca en una investigación más amplia liderada por ella sobre sesgos de género entre jóvenes de diferentes rangos de edad en las profesiones y los profesionales STEM, financiado por la Fundación Telefónica.

La falta de exposición a modelos de mujeres con una trayectoria de éxito en el ámbito STEM y a programas de mentoría con investigadoras, ingenieras y científicas se asocia también a una falta de sentimiento de pertenencia a las disciplinas STEM, lo que empuja a muchas chicas con talento a abandonar la idea de entrar en estos ámbitos.

"Cuando terminan la carrera, se enfrentan a las desigualdades de género estructurales del mercado de trabajo y a las expectativas sociales respecto a la maternidad. Ello también se concreta a lo largo de su trayectoria vital, con la falta de modelos de referencia, como madres y científicas, y la falta de redes de mentoras", explica Alisa Petroff, primera autora del trabajo.

Asimismo, este estudio confirma que, a pesar de que tanto chicos como chicas tuvieron que enfrentarse a una coyuntura económica desfavorable posterior a la crisis económica de 2008 —que afectó de forma especialmente dura a España— y a una falta de oportunidades laborales, reaccionaron de maneras muy distintas. Ellos se mostraban abiertos y dispuestos a la movilidad internacional para optar a una mejor situación en el mercado laboral, mientras que ellas, debido a las expectativas de maternidad y a las dificultades propias de las crisis, redujeron sus expectativas iniciales de desarrollo de su carrera profesional.

Hace falta una apuesta por el talento femenino

Según la UNESCO, cerca del 30 % de las chicas escogen STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) en secundaria. No obstante, apenas hay representación femenina en ámbitos como las tecnologías de la información y la comunicación (solo un 3 % de mujeres las escogen) o las matemáticas y la estadística (con solo un 5 % de mujeres), en comparación con la representación masculina. De hecho, siete de cada diez chicos escogen estos estudios. Esta situación es compartida por todos los países desarrollados. Asimismo, en dichos países las mujeres sobrepasan a los hombres en todas las disciplinas relacionadas con el cuidado y la salud, como medicina o farmacia, en las que la representación femenina asciende al 70 %.

Las investigadoras de este trabajo destacan que uno de los principales desafíos a escala mundial en el futuro más cercano será el déficit de profesionales en los sectores tecnológicos. Por ese motivo, "no se puede desperdiciar el talento femenino ni el potencial de las mujeres", señalan.

A la luz de las conclusiones del estudio, consideran que, para revertir esta situación, se debería "incentivar que las empresas las recluten y las retengan, fomentando fórmulas más flexibles que les permitan compatibilizar la vida personal y la laboral sin tener que llegar a escoger una cosa o la otra". También hay que fomentar redes de profesionales con perspectiva de género, en las que las mujeres en cargos de poder guíen el desarrollo profesional de otras mujeres más jóvenes o con menos experiencia, pero también en las que los hombres de diferentes niveles profesionales aprecien las contribuciones de las mujeres al campo y les ofrezcan oportunidades de desarrollo y promoción profesional en igualdad de condiciones.

Esta investigación de la UOC favorece los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) 4, educación de calidad, 5, igualdad de género, y 10, reducción de desigualdades.

 

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