Muestra Marina Bravo a las primeras de cambio la impronta de sus 28 años (nació el día de San Valentín de 1983). Irradia optimismo y tiene las ideas claras. Le apasiona la política, a la que llegó incluso antes de terminar la carrera de Ciencias Ambientales. Desde 2007 es concejala del Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre, su localidad natal, cuando Joaquín Villanova apostó por ella para el área de Cultura, Medio Ambiente y Patrimonio Histórico. «Desde muy jovencita tuve inquietudes políticas, influenciada por mi padre».

Por cierto, siempre dice 'concejal' cuando se refiere al cargo que ocupa en el Consistorio: «Tiene su explicación, ya que cuando empecé el término 'concejala' no estaba admitido; me acostumbré a decir 'concejal' y no me sale lo de 'concejala'».

Tuvo Bravo una infancia feliz en Pinos de Alhaurín, intercalada con sus veranos en Mollina, época de la que le viene su afición por el medio natural. «Siempre estábamos en la calle... No recuerdo haber visto la tele en Mollina cuando niña». A esta población, donde tiene casa, se desplaza cuando quiere desconectar del trajín diario.

Alumna de centros públicos, empezó en el Colegio Isaac Peral de Alhaurín y continuó la Secundaria en el Instituto Gerald Brenan. No tiene reparo en confesar que era «empolloncilla», aunque enseguida se apresta a aclarar que tampoco en exceso («tenga en cuenta que las gafas no me las pusieron hasta el último año de carrera», bromea). «La verdad es que me gustaba estudiar, supongo que sería porque siempre me gustó leer», completa. Durante la carrera de Ciencias Ambientales estuvo de Erasmus en Suecia, un país que la marcó a sus 23 años. «Ese año me ofreció una visión distinta tanto del medio ambiente como de la vida en general. Descubrí que me gustaba viajar y la vida europea. Fue una experiencia que no olvidaré». Quiere seguir estudiando y va a hacer un máster en Cooperación tras el de Conservación de Recursos Naturales realizado en la Universidad a Distancia de Cádiz.

Bravo destila admiración por su único hermano, Luis, biólogo y año y medio mayor que ella. Está casada desde hace tres años con Antonio, conductor en el Ayuntamiento de Alhaurín. «Cuando acabé la carrera ya era concejala. Terminé la carrera y casé. Me volví loca. Fue mi año», explica haciendo gala de una proverbial locuacidad.

Sin dejar la concejalía en Alhaurín (ahora en el área de relaciones con otras administraciones), como diputada de Cultura y Deportes afronta una nueva etapa llena de ilusión: «Es una responsabilidad muy grande, porque tenemos que demostrar que lo podemos hacer mejor, como hemos venido diciendo, y tenemos que cumplir. Sabemos cómo hacerlo y ahora hay que ejecutarlo. Tenemos muy buenas ideas y un equipo magnífico». Sobre el cambio que supone pasar a la Diputación, comenta: «En el pueblo la gestión es muy buena, hay un control muy exhaustivo del gasto, con presupuestos reales, y en la Diputación hay que mejorar en ese aspecto. Otra diferencia que veo es que hay más distancia entre el personal y el diputado, hay más respeto y más lejanía». El reto de la nueva Diputación es, según Bravo, «hacer más con menos. Hay que agudizar el ingenio. La cultura en los pueblos necesita que se aplique una economía de escala». «Pero si haces una buena gestión no te tienes que preocupar por hacer política. La gente quiere hechos. Ser político no es ser funcionario», sentencia.

Practicante de voleibol en su juventud, ahora es amante de los deportes de aventura, y aprovecha la más mínima oportunidad para echar su kayak al agua. «También juego al pádel y he descubierto el 'spinning', aunque el senderismo es lo que más me relaja». «El poco tiempo libre que tengo lo aprovecho para estar con la familia o los amigos. Mantengo una pandilla muy activa», añade. Para contactar con los amigos más lejanos utiliza Facebook, red social en la que también vuelca artículos. Bravo lleva bien tener que acudir a actos oficiales algunos fines de semana. «Se busca el hueco», declara.

Ha terminado de leer recientemente 'La décima sinfonía'. «Y voy a empezar 'Reacciona', de José Luis Sampedro, obra relacionada con el movimiento de los 'indignados'. Ya me leí el primero que sacaron sobre el 15-M». Sobre esta iniciativa, opina: «Al principio lo vi muy positivo, estaba bien que los jóvenes se interesaran por la política, pero ha degenerado».

Preguntada por su ideología, declara: «Soy del PP porque es un partido muy serio. Y para la política hay que ser serios. Hay que saber decir no». Y apostilla: «Me parece injusto que se critique tanto a los políticos».

Fuente: Sur.es