La Fundación CRAM, con la colaboración de la Obra Social de Caja Madrid, ha desarrollado las primeras fases de un proyecto pionero de reproducción asistida en cautividad de tortugas marinas. El estudio se ha llevado a cabo en el Centro de Recuperación de Animales Marinos de la Fundación CRAM y tiene como finalidad crear un programa de cría en cautividad de tortuga boba. Aprovechando animales no aptos para su reintroducción a vida salvaje, se han estudiado métodos sencillos y no-invasivos para evaluar el ciclo reproductivo de estos ejemplares, y para la extracción y almacenamiento de semen de machos de Caretta caretta.
En el estudio completo de reproducción asistida en cautividad de tortugas marinas se establecieron siete fases diferenciadas: una primera fase de conocimiento de las estructuras anatómicas de las hembras de tortuga boba, una segunda de desarrollo de un banco de semen, una tercera de estudio los ciclos reproductivos de machos y hembras, una cuarta fase de inseminación de las hembras, una quinta de desarrollo de técnicas de ovoposición controlada, una sexta de incubación y, por último, la cría de los neonatos.
En esta primera parte del proyecto se han llevado a cabo las tres primeras fases del estudio. Por un lado, se han investigado las particularidades anatómicas del aparato reproductor de esta especie, recogiendo datos a través de diferentes técnicas de imagen: ecografías, resonancias magnéticas, radiografías y TAC, para ampliar los conocimientos en este ámbito. Por otro lado, se han estudiado los ciclos reproductivos de machos y hembras obteniendo imágenes anatómicas ecográficas, correlacionándolas con los perfiles hormonales recogidos. En total y hasta el momento, se han realizado un total de 120 analíticas hormonales, 40 analíticas de sangre y se han tomado 40 imágenes ecográficas.
Paralelamente, los técnicos de CRAM están intentado conseguir células seminales de los machos sujetos a estudio a través de la electroeyaculación. En estas primeras fases, se han utilizado varias sondas para estimular la eyaculación y encontrar la más adecuada para estos animales. Durante las repetidas exploraciones ecográficas del macho, los técnicos consiguieron recoger de forma pasiva una muestra de secreción, probablemente orina, en la que se pudieron identificar espermatozoides.
Adicionalmente, también se han llevado a cabo estudios genéticos que permiten tener más datos para conocer el origen geográfico de las tortugas incluidas en el estudio, de manera que en el futuro se puedan hacer cruces entre individuos pertenecientes al mismo stock genético e interferir mínimamente en las poblaciones salvajes. De esta manera se podrá plantear la reintroducción de los neonatos en las playas de origen de sus progenitores.