Seis plantas de producción de cloro podrían cerrar por falta de inversión en tecnología

En diciembre de 2017 entrará en vigor una normativa de la Unión Europea que obligará a cerrar aquellas fábricas de producción de cloro que no hayan cambiado su tecnología de producción a una más limpia. Si hace un par de meses os informamos que podrían verse afectadas cinco de las nueve fábricas de cloro del territorio nacional, la cifra final podría aumentar hasta seis instalaciones en total, afectando a 1.300 trabajadores.

A día de hoy, ninguna de estas seis fábricas, situadas en Pontevedra, Martorell, dos en Tarragona, Torrelavega y Palos de la Frontera, ha anunciado ningún plan definitivo para acometer dicha inversión, que en su conjunto podría alcanzar los 700 millones de euros.

Ante esta situación, el sindicato CCOO de Industria acaba de reclamar al Gobierno que se amplíe el plazo a aquellas empresas productoras de cloro que se comprometan a dar el paso de sustitución de la tecnología obsoleta. "De no ser así, abandonarán la actividad y sumarán sus instalaciones al desierto industrial en el que se ha convertido el país", asegura el sindicato.

CCOO de Industria reclama además al Gobierno que realice "un seguimiento de la migración a membrana en términos homogéneos en toda la Unión Europea y que permita una moratoria de los plazos establecidos cuando exista un compromiso real de las empresas afectadas de realizar las inversiones para la transformación hacia el nuevo modelo productivo".

También propone al Ministerio de Industria revisar los costes de la electricidad en las industrias electrointensivas como las del cloro, "porque son un aspecto fundamental de su competitividad y hacer un seguimiento de esta transición junto a la patronal europea del sector", afirman. Hay que recordar que las otras tres plantas de producción de cloro situadas en España, las de Química del Cinca en Monzón, Ercros en Sabiñánigo y Electroquímica de Hernani en la localidad guipuzcoana, así como el 30% de la fábrica de Ercros en Vilaseca, sí han llevado a cabo en los últimos años esta transformación, que consiste en modificar la tecnología de mercurio actual -más contaminante- por la denominada de membrana -que cumple la normativa ambiental europea-.

 

Fuente: elEconomista.es

 

 
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