Los objetivos de este proyecto, liderado a nivel mundial por el sector vitivinícola español, fueron posicionar "Wineries For Climate Protection" como referente internacional en el ámbito vinícola y medio ambiental, buscando soluciones y mejoras practicas para las bodegas.
La viña es un cultivo extremadamente sensible a los cambios climáticos. En consecuencia las condiciones de vida de las zonas vinícolas y la calidad de los vinos pueden verse afectadas al aumentar las temperaturas en nuestro planeta.
Es ya una realidad que, en los últimos cuarenta años, las temperaturas han aumentado 1º C en las regiones mediterráneas. Y este mismo resultado puede hacerse extensible al conjunto del planeta. Para el siglo XXI las previsiones oscilan desde los 2º C a los 5º C de aumento.
El sector vitivinícola debe mostrarse sensible a este hecho y asumir su parte de responsabilidad. Es importante que las regiones vinícolas, viticultores y bodegueros afronten este reto y se posicionen al frente de un cambio en la gestión de la energía. Se trata fundamentalmente de reducir el consumo y aplicar, de forma racional y progresiva, las energías renovables.
Este proyecto responsable no debe limitarse a una zona geográfica sino que reclama un esfuerzo global. Las personas relacionadas con la vid y el vino en todo el planeta deben tomar conciencia y comprometerse a reducir las emisiones de gas carbónico (CO2 ) dentro de su campo de acción.
La declaración de Barcelona pretende ser el inicio de un movimiento de cooperación que tenga como horizonte la protección del clima y del viñedo, luchando por la conservación de nuestro hábitat, nuestro paisaje, nuestra tradición y nuestra cultura. Y pensando, a la vez, en un desarrollo sostenible del bienestar social que no comprometa los recursos y las condiciones de vida de la humanidad. Este esfuerzo responsable podría a ser un precedente para la toma de conciencia de otros sectores del tejido productivo.