A la pregunta “¿aceptas el trabajo?” muchas personas responderían que sí, sin titubear. Las razones son diversas; dicen que cada cabeza es un mundo. ¿Serías capaz de decir que no?
Sin importar cuánto tiempo lleves desempleado, es un error terrible aceptar cualquier trabajo. Para que tengas las mejores experiencias en tu vida laboral, me di a la tarea de enlistar 5 buenas razones por las cuales sería (muy) válido rechazar un trabajo.
Investigar sobre las empresas en las cuales vas a trabajar, además de darte herramientas para explotar durante la entrevista de trabajo, te dará información sobre la reputación de la compañía… como la forma en que tratan a sus colaboradores o el tiempo promedio que éstos duran trabajando ahí.
Recuerda que en esta época de internet y redes sociales todo se sabe; si la empresa tiene puntos negativos, los encontrarás fácilmente.
Te postulas a la vacante de tus sueños: horario perfecto, prestaciones superiores a las de ley y, además, te bajan la luna y las estrellas. Pero, ¡oh sorpresa! Cuando llegas a la entrevista de trabajo y el reclutador te explica más, resulta que la realidad no se parece nada a lo que decía el anuncio de empleo. ¡Qué horror!
Pasamos más tiempo trabajando que con nuestros seres queridos, por eso tenemos que hacer una buena elección. Si tienes algún conocido en tu empresa prospecto, pregúntale cómo se vive el día a día en la organización; te dará pistas para saber si tienen un buen clima organizacional que te haría sentir cómodo o si sería agobiante trabajar ahí.
El dinero importa, pero ¿qué hay de las oportunidades para crecer y desarrollarte? Si aspiras a aprender y escalar la jerarquía organizacional, es importante que desde el inicio te preguntes de qué forma contribuirá esa oferta laboral para alcanzar tus metas.
¿Tienes la espinita de que algo no está bien? ¿Sentiste que el reclutador mintió? ¿Viste algo raro cuando fuiste a la entrevista? Aquí entra en juego tu instinto: si hay algo que no te convence, busca información para confirmar (o refutar) tu teoría; así podrás tomar la decisión fundamentada de rechazar la oferta laboral.
Ciertamente el hecho de rechazar una oferta de trabajo no significa que no tienes ganas de trabajar, sino que tiene —como ya lo vimos— una justificación racional y válida.