Cuando el ser humano consume alimentos con residuos de fármacos usados contra bacterias y virus en animales puede presentar procesos alérgicos y alteraciones digestivas. Por ello, investigadores del Departamento Universitario para el Desarrollo Sustentable, del Instituto de Ciencias de la BUAP, llevan a cabo una serie de estudios enfocados a determinar contaminantes en la producción de leche de vaca en la localidad de San Bernabé Temoxtitla, municipio de Ocoyucan, Puebla. “Trabajamos en una caracterización del sistema de producción lechera para verificar el tipo de ganado que existe, las razas, la forma en la que se manejan las excretas, las acciones que se realizan cuando un animal muere o cuando se encuentra enfermo y demás aspectos que nos permiten saber que tan inocuo o contaminado se encuentra el sistema”, detalló J. Santos Hernández Zepeda, profesor-investigador del ICUAP.
En una primera etapa, el investigador y su grupo de trabajo examinó el sistema de producción de 17 establos y en dos de ellos se identificó la presencia de antibióticos beta-lactámicos en la leche, además de que hicieron pruebas de detección de mastitis, que es una enfermedad de la ubre que se trata con antibióticos. “Aún estamos realizando estudios con respecto a esta situación, pero encontramos el uso de antibióticos como las Sulfamidas, los Nitrofuranos, el Cloranfenicol y las Tetraciclinas, que se utilizan para tratar o prevenir diversas enfermedades de los animales”, indicó.
El académico, quien es doctor en Ecología Ganadera por la Universidad de Córdoba, España, comentó que también se analizaron muestras de leche provenientes de seis traspatios, en los que se descubrió la presencia de antibióticos en dos de ellos, por lo que continuarán realizando muestreos con mayor frecuencia. En este sentido, señaló que el problema de que se inyecten antibióticos en los animales radica en que se debe esperar 30 días para disponer de este alimento, lo cual contraviene los intereses de los productores, por lo que en muchas ocasiones no se cumple con este requisito marcado por los proveedores de los fármacos.
“El uso de antibióticos en la producción lechera es una realidad y una necesidad; sin embargo, al aplicar los diferentes fármacos se debe contar con una dosis apropiada, vía de administración, período de retiro adecuado y una oportuna identificación de vacas en tratamiento, para evitar contaminación accidental de la leche procedente de vacas sanas”. Además, se debe identificar el motivo principal para usarlos como son enfermedades en los aparatos reproductor (piometras, metritis, mastitis), respiratorio (neumonías) y digestivo (diarreas), así como en problemas con las extremidades (gabarro, traumatismos), entre otros.
El investigador enfatizó que de no seguir los cuidados necesarios en el uso de antibióticos, existen riesgos para la salud de las personas, ya que mucha de la leche que se envía a la ciudad podría contener, en teoría, estos residuos. “Cuando el humano consume alimentos con residuos de antimicrobianos le provoca múltiples problemas, como procesos alérgicos y alteraciones digestivas. El de mayor importancia es la aparición de resistencia múltiple en bacterias patógenas, al ser sometidas a bajas concentraciones sub-terapéuticas”.
El también coordinador del Posgrado en Ciencias Ambientales del ICUAP señaló que de igual forma han encontrado desinfectantes en la leche, lo que se debe a un mal manejo de higiene de las máquinas ordeñadoras que se colocan en las ubres de las vacas, así como de los propios animales que deben ser lavados y desinfectados para evitar la trasmisión de enfermedades.
Otro problema, dijo, son los frascos de antibióticos o desinfectantes, jeringas, alambres y costales tirados en los establos, sumado a un mal manejo de las excretas. “Si no se limpian los residuos, las vacas podrían comérselos por accidente. Por ejemplo si ingieren pedazos de alambre, éstos pueden perforarles el rumen, migrar y llegar a dañar incluso su corazón. Por otro lado, si las excretas de los corrales no son limpiadas, se acumulan en los corrales e infectan las pezuñas de la vacas posibilitando la entrada de bacterias que luego requieran ser tratadas con antibióticos”, explicó.
Dadas las observaciones obtenidas, el grupo de investigadores se ha planteado establecer un diálogo con los productores y agricultores de aquella zona para concientizarlos sobre la importancia de mantener espacios limpios y adecuados, en los que exista un mayor control de los residuos, además de fomentarles el uso de productos que no tengan componentes químicos dañinos. Tras referir que estos estudios continúan, el especialista dio a conocer que se escogió la localidad de San Bernabé Temoxtitla, debido a que es una zona de producción lechera que se caracteriza por ser de tipo familiar, el producto y subproducto obtenido son para el mercado local y una parte se distribuye en la ciudad de Puebla, de ahí la importancia de identificar leche contaminada.
Fuente: desdePuebla.com