Con el objetivo de contribuir a la restauración del paisaje de Mesoamérica, la Oficina Regional para México, América Central y el Caribe (ORMACC) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), acaba de lanzar la lista de Especies para la Restauración. Esta constituye una de las bases de información sobre especies de árboles y arbustos de la región más completas existentes. En ella se recopilan actualmente 850 fotografías de 100 especies de flora, desde México hasta Panamá, con la expectativa que crezca a 300 especies para mediados del 2015. Incluye también un glosario de 453 términos botánicos ilustrados con 150 fotografías.

"La base de datos de especies forestales es un producto de conocimiento que pretende hacer disponible de forma abierta información silvicultural para facilitar la inversión en la restauración forestal de sistemas agropecuarios en la región", explica el Coordinador de Gobernanza Forestal y Economía de ORMACC,
German Obando.
El propósito de esta base de datos es brindar información sobre características particulares de las especies de flora. De esta forma se contribuye a fortalecer la investigación de estas especies, facilitando herramientas para su correcta identificación, detalla el especialista.
Especies como la Plumeria rubra L. conocida como Cacalosúchil, Flor blanca, Flor de Templo, entre otros nombres, funciona como cerca viva, estabilizando taludes y hasta para tratar la bronquitis y el cólera. La Inga vera Willd., también conocida en nuestra región como Jinicuile, Guaba, Guabillo, Guajinicuil, Guama, Guama blanca, Pepeto, entre otras denominaciones, se ha utilizado como madera para construcción, sombra de cultivos y astringente.
Si bien existen muchas bases de datos que incluyen la taxonomía y fotografías, ésta va más allá al presentar fichas explicativas sobre cada especie con información sobre su historia natural, distribución geográfica, usos (industriales–ornamentales, maderables, medicinales, como perfume o tinte–y ecológicos–estabilización de suelos, sustento a la fauna–), sobre su germinación y manejo en viveros, taxonomía así como sus nombres comunes (en lenguas indígenas como Maya, miskito, cabécar, terraba, bribri, mayangna).
Además incluye 15 especies que se encuentran en la Lista Roja de Especies según las categorías de amenazas (3 especies en peligro de extinción, 2 casi amenazadas, 3 vulnerables y 7 preocupación menor), 6 en Cites (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre) y 25 están protegidas en países de la región por leyes o decretos.
Las especies seleccionadas para formar parte de esta base de datos se seleccionaron considerando su rango de distribución, representatividad en varias zonas de vida y su uso multipropósito (por ejemplo, que una misma especie pudiera usarse para madera, forraje, alimento para la fauna, etc).
Este producto fue financiado por el proyecto DFID Gobernanza, Bosques y Mercados y por PRCC (Programa Regional de Cambio Climático de USAID).

Sobre la Restauración de Paisaje
La restauración del paisaje es una alternativa para resolver problemas medioambientales y a la vez lograr la recuperación de la capacidad de producción de bienes y servicios ecosistémicos en áreas degradadas.
El enfoque de restauración busca desarrollar un paisaje atractivo y saludable para reemplazar al que no lo es, intentando fortalecer la resiliencia y las funciones ambientales. Este consiste en la puesta en práctica de un mosaico de técnicas (agro-forestales y ecológicas) para fortalecer la capacidad de recuperación de los paisajes.
La restauración del paisaje forestal va más allá del restablecimiento de la cubierta forestal per se. Su objetivo es lograr un paisaje que contenga bosques valiosos, de donde, por ejemplo, se pueda obtener madera, puedan ser mezclados con cultivos para aumentar los rendimientos y proteger los suelos, mejoren la biodiversidad de hábitats y aumenten la disponibilidad de bienes para la subsistencia.
A nivel mundial está en marcha la iniciativa de restauración del paisaje, conocida como el Desafío de Bonn, lanzado en setiembre de 2011 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el gobierno de Alemania y la Asociación Mundial para la Restauración del Paisaje Rural, con el objetivo de establecer compromisos de restauración de al menos 150 millones de hectáreas de tierras deterioradas para el 2020.

Fuente: iucn.org