Los clientes son el motor de tu negocio; pero no todo es miel sobre hojuelas con ellos.
Aprende a tratarlos
Cada año cambia el promedio de vida de las pymes en México. En el 2012 se consideraba un éxito llegar a los 24 meses y actualmente la meta son 60 (5 años). Rebasar ese tiempo significa que el negocio está bien administrado y que tiene bases sólidas para crecer exponencialmente.
La mala noticia es que sólo el 30% de los emprendedores lo logran.
Hay todo un sistema de variables que influyen en la supervivencia de las pymes –los créditos, los recursos, la contabilidad...–; sin embargo, sabemos que la “razón de ser” de cada una de ellas es colocar el producto o servicio que ofrecen y para eso necesitan clientes.
Los clientes se traducen en ventas que a la vez se traducen en dinero que a la vez se traduce en gasolina para que el negocio siga. Pero no todo es miel sobre hojuelas con ellos. Unos son morosos, otros quejosos, algunos demandantes, y al final se necesita de mucha inteligencia emocional con todos.
A continuación, conocerás a 7 tipos de consumidores complicados (6, en realidad) y la mejor forma de tratarlos para que no afecten a tu pyme.
Toma nota de los consejos y practícalos.
1. El Moroso
Es aquél cliente que a al hora de pagar busca cualquier excusa para no desembolsar el dinero, además, nunca cumple los tiempos fijados.
2. La quejosa
Es la cliente que se queja constantemente, muchas veces sin razón alguna y a tal punto que puede llegar a lo ridículo.
3. El Maleducado
Es el cliente que reclama utilizando un vocabulario soez y, en el peor de los casos, puede volverse violento.
4. El Regateador
Este cliente sólo se fija en el precio y siempre está buscando la opción más barata a costa de la calidad del producto.
5. La Demandante
Es la persona sabelotodo. Constantemente está indicando qué hacer y cree saber más del producto que los propios vendedores.
6. El Indiferente
Es el cliente que escucha por cortesía, pero no está interesado en el producto ni menos en comprar.
7. La Fiel
Es la cliente que consume con regularidad los productos o servicios de la empresa. Muchos llegan a convertirse en embajadores de la marca destacando los beneficios del producto en su entorno.