En los últimos años han visto la luz numerosas iniciativas que buscan involucrar a la sociedad en la ciencia, fomentando la participación activa de los ciudadanos en la investigación a través de proyectos en todos los campos, desde la astronomía a la microbiología, pasando por la meteorología, el seguimiento de aves, la floración de plantas o la detección de insectos potencialmente transmisores de enfermedades. Generalmente se trata de personas aficionadas que recopilan observaciones o datos sobre cosas que encuentran en su entorno, y que pueden ser útiles en los estudios científicos. Es el caso del proyecto 'As de guía', puesto en marcha en Baleares por la Asociación Noctiluca y en la cual participan dos ambientólogas.
Se desarrollan proyectos de este tipo en todas las áreas del conocimiento, pero quizá los relacionados con la biodiversidad y el medio ambiente son los que han experimentado un mayor auge, proporcionando una ingente cantidad de información que, una vez validada y analizada, ayuda a los investigadores a conocer mejor cambios e impactos como el del calentamiento global o a detectar amenazas relacionadas con la contaminación.
Pero, más allá de los objetivos estrictamente relacionados con la investigación, esta nueva modalidad de ciencia está revelándose como una poderosa herramienta de cambio que puede repercutir en la sociedad a muchos niveles, como, por ejemplo, la de crear una conciencia sobre los problemas a los que el planeta se enfrenta. Algunas de estas propuestas incluyen fórmulas innovadoras porque, además de los datos, acercan la investigación a colectivos que, en principio, están alejados de ella y que no se suelen tener en cuenta a la hora de planificarlas. Aunque toda la ciencia ciudadana debiera ser inclusiva, este adjetivo destaca el esfuerzo por impulsar y apoyar iniciativas destinadas a todos los grupos sociales, con especial atención a los que tengan un acceso más difícil a los canales tradicionales por los que se mueve la investigación.
En este sentido, destaca el proyecto 'As de guía', puesto en marcha en Baleares por la Asociación Noctiluca, en colaboración con la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), que reúne diferentes características que lo convierten en una iniciativa pionera, ya que se prepara a los participantes en un protocolo científico, mostrándoles cómo se lleva a cabo la investigación y fomentando que sean protagonistas activos de la divulgación de las ciencias marinas y de la concienciación sobre la importancia de conservar la biodiversidad. El colectivo con el que se realiza esta actividad son unos 100 menores que viven en casas de acogida en las islas de Mallorca e Ibiza.
Todo comenzó en 2018, cuando cuatro mujeres ligadas al medio marino, Francesca Iuculano, licenciada en Biología Marina y máster y doctorado en Cambio Global; Marta Fernández Clemente, licenciada en Ciencias Ambientales y máster en Oceanografía y Gestión de Medio Marino; Lara García Corral, licenciada en Ciencias Ambientales y doctora en Cambio Global y Ecología Marina; y Carla Huete-Stauffer, doctora en Ecología Marina y educadora ambiental, unidas por la pasión por el mar y la divulgación, crearon la asociación Noctiluca y comenzaron un proyecto piloto con jóvenes de 13 a 17 años de los llars de Mallorca, abordando el problema de los plásticos mediante el muestreo de microplásticos en varias playas de la Isla.
Esta experiencia fue el punto de partida de As de guía, una iniciativa que, en 2019, ha ampliado el rango de edad de los participantes, por primera vez se ha realizado en Ibiza y, además, ha tejido redes con los principales centros de investigación de Baleares relacionados con las ciencias marinas.
A los niños y jóvenes implicados en el proyecto se les enseña el protocolo 'Microplastic watchers' y, siguiendo meticulosamente todos sus pasos, desde la delimitación de las parcelas en cuadrículas y recogida de la arena superficial a la separación de piezas de macroplástico y microplástico (
«Se han muestreado las playas de Can Pere Antoni, Ciudad Jardín y Playa de Muro», comenta Iuculano, «y, además, este año en estos mismos lugares hemos realizado otro protocolo de monitoreo que consistía en muestrear un cuadrado en la playa, e ir anotando todo lo que se encontraba, desde las pelotas de posidonia a las colillas, pasando por un hueso de sepia. Todas las observaciones se registran en una ficha, apuntando si son de origen vegetal, animal o humano; experimentan el método científico de manera práctica, directa, in situ, aportando datos de microplásticos y de biodiversidad».
«Para reforzar el vinculo con el mar, además de los muestreos a pie de playa, nos pareció importante que vivieran la experiencia de viajar a bordo de un barco», añade, «con el apoyo del Consell de Mallorca pudimos realizar diferentes transectos con el barco la Balear, por cala Figueras, cala Ratjada, bahía de Palma y la Dragonera, y realizar un pequeño ensayo de cómo sería una campaña oceanográfica, tomando medidas de salinidad, pH y temperatura. También fabricamos discos de Secchi caseros para ver la transparencia del agua y realizamos lances en el puerto y en mar abierto»
«Queríamos que vieran cómo afecta la problemática de los microplásticos, más allá de las playas, y para ello empleamos una red de arrastre de manta (manta trawl), que se usa en los muestreos, para ver la concentración de microplásticos flotantes; nos la prestaron los investigadores del Centro Oceanográfico de Baleares del IEO», explica Iuculano. «Al realizar los transectos íbamos pescando con la red y, posteriormente, separábamos los plásticos, según los diferentes tipos».
Los participantes del proyecto 'As de guía' han visitado los centros de investigación de Baleares relacionados con la mar, el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA), el Sistema de Observación Costero de Baleares (SOCIB) o el Centro Oceanográfico de Baleares del IEO, donde han realizado diferentes actividades, como las citas rápidas con científicos, y han visto de primera mano cómo trabajan los investigadores.
Una de las partes más interesantes de esta iniciativa es que algunos de los participantes se han convertido en protagonistas activos de la divulgación de las ciencias marinas, abordando contenidos, como los efectos del cambio climático o los impactos de las cremas solares, en una sección del programa de radio "Balears Fa Ciència" de IB3; además de acudir a las Jornadas de Divulgación Innovadora D+i celebradas en Zaragoza, donde explicaron su trabajo y los métodos empleados en el muestreo de microplásticos.
Otra de las actividades relacionadas con este proyecto ha sido la segunda edición del Festival "No Plastic" que tuvo lugar en la Fábrica Ramis de Inca. El objetivo del encuentro era transmitir a la sociedad, de manera lúdica, la importancia de conservar el medio marino, pero sin dejar de lado el rigor científico. Hubo talleres, charlas, debates, exposiciones, documentales y música; el fotógrafo submarino Enrique Talledo presentó su serie documental "Secretos del océano", el divulgador Javier Santaolalla participó con sus monólogos científicos y el equipo de PDICiencia, que también hacen ciencia inclusiva, grabó el festival.
As de guía ha sido posible gracias a la colaboración de la Federación de Entidades de Atención a la Infancia y Adolescencia Balear (FEIAB). El objetivo principal es el de fomentar el interés por la ciencia marina de los jóvenes residentes en centros de menores en protección en las Islas Baleares. Pero, además, se busca identificar las barreras y factores que influyen en el aislamiento de las áreas científicas en estos jóvenes, para mejorar este acceso en proyectos futuros.
«Cada actividad que hemos realizado ha sido evaluada con cuestionarios anónimos por el profesor de la UIB Josep Lluis Oliver, que ha sido el evaluador de este proyecto de ciencia inclusiva», apunta Iuculano. «El objetivo es ver lo positivo y, también, las dificultades, con vistas a elaborar una guía de diagnóstico que sirva de ayuda a la hora de trabajar con este colectivo», concluye.
Fuente: El Mundo