Leemos en Economía Circular un interesante artículo sobre cómo la descarbonización del sistema energético puede facilitar la recuperación a corto plazo y al tiempo crear economías y sociedades resilientes e inclusivas.

De acuerdo con el primer informe sobre las perspectivas mundiales de las energías renovables, Global Renewables Outlook, publicado el pasado 20 de abril por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), el avance de una transformación energética basada en las energías renovables constituye una oportunidad para cumplir los objetivos climáticos internacionales y a la vez impulsar el crecimiento económico, crear millones de empleos y mejorar el bienestar humano de aquí al 2050.

El informe revela que, si bien la ruta hacia una descarbonización más profunda requiere una inversión total en materia energética de hasta 130 billones de USD, los beneficios socioeconómicos de dicha inversión serían enormes.

La transformación del sistema energético podría impulsar un aumento acumulado del PIB mundial, respecto a la situación actual, de 98 billones de USD entre ahora y 2050. Prácticamente se cuadruplicarían los empleos en la energía renovable a 42 millones, se expandiría el empleo en el ámbito de la eficiencia energética a 21 millones, y se agregarían 15 millones en flexibilidad del sistema.

Según declaraciones del director general de IRENA, Francesco La Camera, “El informe de IRENA muestra las vías para reconstruir economías más sostenibles, equitativas y resilientes mediante la coordinación de esfuerzos de recuperación a corto plazo con los objetivos a medio y largo plazo del Acuerdo de París y la Agenda de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible”.

Al acelerar las energías renovables y hacer que la transición energética sea una parte integral de la recuperación en el sentido más amplio, los gobiernos pueden lograr múltiples objetivos económicos y sociales en la búsqueda de un futuro resiliente que no deje a nadie atrás”, añade La Camera.

Global Renewables Outlook examina los componentes esenciales de un sistema energético y los marcos políticos de las estrategias de inversión necesarios para gestionar la transición. Analiza vías para reducir las emisiones mundiales de CO2 como mínimo en un 70 por ciento para 2050. Además, una nueva perspectiva sobre una descarbonización más profunda muestra una ruta hacia las cero emisiones netas y las emisiones cero.

Sobre la base de cinco pilares tecnológicos, en especial el hidrógeno verde y la electrificación de uso final ampliada podrían ayudar a reemplazar los combustibles fósiles y reducir las emisiones de la industria pesada y los sectores difíciles de descarbonizar. El informe demuestra que la inversión en actividades con bajas emisiones se amortizaría con creces.

 

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