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La concienciación sobre la importancia del agua y el saneamiento avanza. La repercusión de los actos del Día Mundial del Agua organizados por la Fundación We Are Water en todo el mundo demuestra que la sociedad civil asume cada vez más el reto que plantea para la humanidad el que nadie se quede atrás: lograr una gobernanza eficaz, global y participada por todos. Estas son algunas de las conclusiones extraídas del Debate con expertos que ha llevado a cabo la Fundación We Are Water en relación al Día Mundial del Agua.

Tras 15 ediciones, el Día Mundial del Agua se ha convertido en una de las jornadas de concienciación más importantes del calendario anual de Naciones Unidas. La alta participación en las actividades impulsadas por la Fundación lo corrobora: por un lado, el éxito del lanzamiento de la campaña global The Hidden Life of Water “la vida oculta del agua”, que pretende concienciar sobre la importancia del agua para la vida; y por el otro, el éxito de participación en los debates que se sucedieron simultáneamente en los Roca Galleries de todo el mundo.

“Somos la primera generación que ha ejercido una transformación nunca vista en nuestro planeta. Debemos gestionar las consecuencias de nuestras acciones”. Estas palabras de Carlos Mario Gómez resumen una situación corroborada por la ciencia y de la que estamos asumiendo incuestionablemente su realidad. El catedrático de Economía de la Universidad de Alcalá y Asesor de la Dirección General de Medio Ambiente de la UE constituyó, junto a Héctor Casanueva, vicepresidente ejecutivo del FAP ALC-UE, Martí Oliveras, meteorólogo de RAC 1 y RAC 105, y Xavier Torras, director de la Fundación We Are Water, la mesa redonda Leaving No One Behind que con motivo del Día Mundial del Agua organizó la Fundación en el Roca Barcelona Gallery. El debate, que fue moderado por Alejandro Maceira, director de iAgua, entró de lleno en los temas que más preocupan sobre el agua.

Los cuatro ponentes coincidieron en que el mundo parece estar abocado a una incertidumbre de la que no existen precedentes. Xavi Torras incidió en la necesidad de comunicar mejor para hacer llegar a la opinión pública cuál es la magnitud del problema al que nos enfrentamos: “Los ODS [Objetivos de Desarrollo Sostenible] muestran 17 realidades de las que quizás nos deberíamos avergonzar. Estamos de entrada ante un reto de comunicación: mucha gente no sabe lo que son y es preciso que todos seamos muy conscientes, pues sino no lograremos soluciones a nivel global. El agua, que es el ODS 6, impacta en todos ellos”.

Carlos Mario Gómez destacó el papel que en el año 2000 tuvieron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que sirvieron como preludio de los actuales ODS: “Los ODM consiguieron importantes avances en agua y saneamiento. No hay precedentes de avances tan importantes en la historia. Los ODS ya tratan de integrar el agua de un modo más ambicioso e inciden más sobre el saneamiento mejorado”. Según el economista hay que seguir invirtiendo en agua y saneamiento para que nadie se quede atrás: “El agua rompe la cadena con que se retroalimenta el círculo de la pobreza y otros muchos círculos negativos para el desarrollo”.

El cambio climático genera una situación que compromete el derecho de acceso al agua y genera otro desafío de comunicación. Martí Oliveras señaló lo que ya está ocurriendo y es visible para cualquiera, como la pérdida de hielo del ártico, de los glaciares y del permafrost, y aseguró que los jóvenes son bien conscientes de ello, lo que es un buen augurio para el futuro: “Estamos casi en un punto de no retorno en el calentamiento atmosférico, pero la generación joven, que ha crecido con las conferencias de Kioto y las COP, está más concienciada”.

Xavi Torras explicó la experiencia de los proyectos de la Fundación y advirtió de la presión migratoria que están produciendo las sequías: “Los colectivos que más pueden quedarse atrás son las muchas personas que viven de sus pequeñas explotaciones agrícolas que se ven obligadas a emigrar en muchos países porque no llueve y la tierra no les da sustento”.

Hubo pleno consenso en que el principal problema es la gobernanza. Según Héctor Casanueva, el primer ejercicio que la comunidad internacional debe hacer es el de “lograr una gobernanza global del agua para los problemas que tenemos”. Según el experto chileno este es un paso fundamental para que nadie se quede atrás e implica un consenso entre los gobiernos y la ciudadanía: “Gobernanza no significa sólo una responsabilidad del Estado, implica una responsabilidad compartida con la comunidad. El agua aglutina a las personas, a la comunidad, que deben compartir y participar de esta responsabilidad. Debemos introducir el pensamiento estratégico, diseñar escenarios de futuro y elegir uno para poder estructurar las políticas de agua del presente”.

Carlos Mario Gómez señaló la importancia de comprender el concepto de seguridad hídrica que engloba las garantías del acceso y prevé escenarios extremos de sequía o inundaciones: “La seguridad hídrica es importante porque prioriza los objetivos sociales por encima de las instalaciones. La economía y la gente tienden a concentrarse en las zonas en las que no hay agua y son más vulnerables, y las personas tienen que estar protegidas. El acceso al agua es importante, pero es más importante que este acceso se garantice en el tiempo”. Según el catedrático madrileño, para ello se precisan modelos hidrológicos de planificación que se adapten a la realidad climática e hídrica, que ahora es menos predecible, e insistió en una gobernanza eficaz: “Ni la cantidad de agua ni la tecnología son el problema. El problema es la mala gestión”.

La importancia del nexo agua-energía fue destacada por Héctor Casanueva: “Es importante conocer y estudiar el nexo agua-energía y la huella hídrica debida al crecimiento de la población incorporada al consumo. La demanda de ambos recursos aumenta y debe trabajarse con un enfoque integral”. Casanueva advirtió de la necesidad de un marco jurídico adecuado para que la gobernanza sea efectiva y asegure las inversiones: “Para llegar a la meta 2030 de la ONU hace falta inversión: entre 50 - 60.000 millones de dólares anuales. Es una cantidad importante que requiere un marco jurídico eficiente para los inversionistas”.

Según Martí Oliveras tenemos que responsabilizarnos de las futuras generaciones: “Los que vienen detrás nuestro van a ser los que más sufrirán las consecuencias de lo que ahora hagamos. Estamos en la obligación de avanzarnos y evitar que eso ocurra”.

El futuro climático preocupa a los expertos, pero los cuatro compartieron optimismo. Según Héctor Casanueva hay que confiar en la capacidad de innovación de la que ya tenemos varios ejemplos: “Hay técnicas que van apareciendo como soluciones: la agricultura de agua salada es una de ellas, en Latinoamérica puede ser muy beneficiosa en zonas costeras como las de Perú. También se están desarrollando nuevas formas de obtener energía solar. La innovación alimentará al mundo, pero hay que saber gestionar la innovación”.

Tanto para Casanueva como para Gómez, el agua tiene más poder de unión que de separación. “El agua aglutina a las personas en un núcleo y esto les hace ver en conjunto las soluciones” afirmó el vicepresidente ejecutivo del FAP ALC-UE. Para el economista “los fenómenos como las sequías pueden ser desencadenantes de conflictos bélicos; pero el agua es más un incentivo para la colaboración internacional; un ejemplo nos lo han dado los países que comparten la cuenca del Danubio. Además, se están moviendo muchas cosas en el mundo. Hay movimientos que incentivan a la sociedad. Soy optimista ya que hay ingredientes positivos que antes no existían”.

Xavi Torras apeló al poder de la educación y al avance de la concienciación: “La educación es fundamental tanto para la mitigación como para la adaptación. Hay que conocer más los ODS y estudiarlos, sólo así lograremos una conciencia global”.

  

La Fundación We Are Water tiene dos objetivos fundamentales. El primero es sensibilizar y hacer reflexionar a la opinión pública y a las instituciones sobre la necesidad de crear una nueva cultura del agua que permita el desarrollo justo y una gestión sostenible de los recursos hídricos en el mundo. El segundo es la realización de todo tipo de acciones destinadas a paliar los efectos negativos de la falta de recursos hídricos adecuados. Las áreas de actuación de la Fundación incluyen la intervención en infraestructuras, educación, salud e investigación en las zonas más necesitadas del planeta.