Leemos en Expansión un interesante artículo de los aspectos medioambientales de los cruceros.

Las navieras están en el punto de mira por las emisiones y los residuos que generan. Ahora tienen la oportunidad de cambiar y liderar el turismo sostenible.

Los últimos barcos de MSC Cruceros tienen una capacidad para 5.000 pasajeros. Ahora están siendo sometidos a un control más estricto de las autoridades por las emisiones y los residuos que generan. Todo turista necesita lugares para descansar y comer, transporte y lugares en los que dejar sus desperdicios; los cruceros ofrecen todos estos servicios, en una mezcla de seguridad y exotismo que cada año atrae a cierto número de pasajeros.

El turismo de aventura como el rafting , el trekking en el Himalaya, y la escalada de montaña, se encuentran en el otro extremo de la balanza. Sin embargo, incluso estas aventuras son cada vez más comerciales, y la muerte de once escaladores en el Everest en mayo pone de relieve la cara oscura de este tipo de turismo. El Parque Nacional Sagarmatha, en las inmediaciones del Everest, está siendo víctima de la erosión y del vertido de residuos.

Los cruceros utilizan fuelóleo pesado como combustible, al igual que otros buques comerciales, y se estima que la industria naviera genera el 13% de las emisiones de dióxido de azufre, que provoca 400.000 muertes prematuras al año en todo el mundo. Aunque han aumentado los controles de este tipo de emisiones en las costas, hace poco un buque de Carnival fue descubierto quemando petróleo en aguas territoriales islandesas

Operadores como Carnival utilizan filtros para reducir las emisiones y algunos están recurriendo al gas natural licuado como combustible -AIDAnova de Carnival, un buque de línea propulsado por GNL con capacidad para transportar 6.600 pasajeros, entró en servicio el año pasado-. Pero el sector en su conjunto sigue siendo contaminante.

Eliminación de residuos

Carnival fue sancionado con 40 millones de dólares en 2017 después de que un miembro de la tripulación de un barco operado por Princess Cruise Lines, una de sus filiales, revelara que la compañía llevaba vertiendo al mar agua de lastre contaminada con petróleo desde 2005. Por otra parte, las aguas negras de los lavabos y las aguas grises de duchas y lavanderías se gestionan mediante un sistema de tratamiento de aguas residuales centralizado a bordo del crucero.

Ningún buque está autorizado a verter residuos no tratados al mar, incluso más allá de la zona costera de 12 millas impuesta por el derecho marítimo. La Cruise Lines International Association estima que los navíos reciclan un 60% más de desechos que cualquier persona en tierra firme, aunque el caso Carnival pone de manifiesto la frecuencia con la que se comenten infracciones.

Este cambio de tendencia, y el hecho de que los cruceros puedan acabar siendo líderes en turismo sostenible, hacen que sea fundamental evitar accidentes como el de Venecia y escándalos como el de Carnival. La responsabilidad medioambiental recae en los propios operadores, que han endurecido sus normas. Es tentador infringirlas en el mar, cuando nadie está mirando, pero ya conocemos las consecuencias.

 

Fuente: Expansión