El reciclaje ya no es una opción. Es una obligación. ¿Qué puede ocurrir si no lo hace? Se expone a una multa que podría llegar a los 900 euros. Y sepa que la sanción, como todas las que vienen recogidas en la nueva ordenanza municipal de residuos e higiene urbana de Gijón -que sustituye a una anterior, de 1988-, se la pueden poner.

«Aunque contempla un régimen sancionador, la voluntad inequívoca de este Ayuntamiento es hacer cumplir sus postulados a través de la concienciación e información. Por lo tanto, se desarrollarán programas específicos para la sensibilización de la ciudadanía en materia de gestión de residuos e higiene urbana», dice el Consistorio en la exposición de motivos de la normativa, cuyo objetivo es «hacer de Gijón un municipio más limpio, agradable y sostenible».

La tarea empieza desde casa. Contando con bolsas de basura específicas para el papel y el cartón, los envases, el vidrio, la materia orgánica y la fracción resto, es decir, lo que no se puede reciclar. Lo que va al contenedor verde. Para la recogida separada no hay horarios. Las bolsas se pueden depositar en cualquier momento del día. Si hay un vertido, «el usuario causante será responsable de la suciedad ocasionada».

En cualquier caso, si llega y el contenedor rebosa de basura, busque otro o vuelva para casa con la bolsa, porque dejarla fuera también es causa de sanción. Como lo es tirar una colilla, un chicle o las cáscaras de pipas al suelo: desde 100 a 750 euros de multa.

Prohibido también utilizar la red de saneamiento o el alcantarillado para deshacerse de cualquier tipo de residuo, sacudir el mantel por la ventana o regar las plantas si ello va a suponer salpicaduras en la vía pública. Asimismo, rebuscar en papeleras y contenedores podría ser sancionado hasta con 900 euros. Y no se permite dejar en el contenedor productos vegetales procedentes de la poda, la siega o el corte de ramas. Para eso están los puntos limpios.

Las restricciones también llegan a las playas, a las que no se podrá acceder con botellas o vasos de cristal (salvo en los casos que haya autorización municipal) y en las que no se podrá acampar, pernoctar, hacer fuego, cocinar o asar al aire libre. La norma es clara: no se pueden arrojar desperdicios (papeles, envases, líquidos) a la arena y «se prohíbe la evacuación fisológica en el mar o las playas».

Para lograr ese Gijón más limpio que se pretende con este compendio de normas, el Ayuntamiento también pide la colaboración ciudadana a la hora de «denunciar las infracciones de las que tenga conocimiento ante los servicios municipales competentes» o, al menos, de comunicar la existencia de residuos abandonados en la vía pública, como vehículos, muebles, animales muertos o residuos procedentes de obras de construcción o demolición.

Los agentes de la Policía Local -además del órgano competente del Principado de Asturias- serán los encargados de vigilar, inspeccionar y controlar los depósitos o vertederos de residuos, tierras o escombros que puedan aparecer en el municipio. Si no están autorizados, serán responsables las personas que lo realicen y los propietarios de los vehículos en que se transporten dichos residuos.

 

Fuente: El Comercio