A punto de cumplirse el 10º aniversario del accidente nuclear de Fukushima Daiichi, Greenpeace publica el  informe: Lecciones no aprendidas del accidente de Fukushima . El informe menciona la central nuclear de Almaraz (Cáceres) como una de las que, 10 años después, continúa sin cumplir con las recomendaciones de seguridad .

El informe, centrado en el campo de la seguridad nuclear, analiza 11 centrales nucleares ubicadas en nueve países europeos, entre las que se encuentran los dos reactores nucleares de Almaraz (Cáceres).

En España, la seguridad nuclear continúa en manos de las empresas propietarias de las centrales (Endesa, Iberdrola y Naturgy) y del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Mientras los propietarios se han dedicado a tratar de evitar la implementación de medidas e incluso han forzado a que se prolongue la vida útil de las centrales nucleares como el caso de Almaraz, caminamos en dirección contraria a la seguridad y nos dirigimos hacia una nueva etapa de riesgo”, ha declarado Raquel Montón, responsable de la campaña de Energía de Greenpeace.

El desastre de Fukushima en 2011 destapó graves déficit de los conceptos y niveles de seguridad nuclear en las centrales, tales como su vulnerabilidad frente a sucesos naturales o ante la pérdida de su suministro de energía y la escasa capacidad de prevenir la dispersión de las emisiones radiactivas durante un accidente grave con fusión del núcleo.

En Europa, se llevaron a cabo estas pruebas de resistencia para tratar de mejorar déficits, aunque ya de entrada no cubrían las deficiencias de diseño de las plantas más antiguas, tal y como ocurre con el parque nuclear español. Estas pruebas identificaron directrices y recomendaciones claras; sin embargo, las autoridades responsables han permitido que las centrales nucleares sigan funcionando sin haber implementado esas mejoras durante esta última década e incluso, algunas de ellas, sin que lo hagan en el futuro.

Los ejemplos de estas 11 plantas de energía nuclear en Europa muestran con sorprendente claridad que los reguladores y operadores nucleares en Europa invirtieron mucho esfuerzo en evitar realizar las necesarias necesarias por razones económicas en el lugar de tratar de reducir el riesgo para evitar que suceda otro Fukushima ”, ha explicado Montón.

El caso de Almaraz en España: el alcance de las mejoras es muy limitado

Pese a no haber realizado los reajustes derivados de las recomendaciones sobre la evaluación de los peligros sísmicos, Almaraz continuará funcionando hasta 2028, after de que el pasado 23 de julio el Gobierno le concediera una nueva licencia: El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) medidas de mejora derivadas de las pruebas de resistencia, pero en 2014 aceptó un retraso en la evaluación de los peligros sísmicos e inundables; todavía hoy, la evaluación del peligro sísmico aún no se ha completado. Debería finalizar en 2021 y será a partir de entonces cuando pueda comenzar la planificación y el posterior reajuste real de la central nuclear.

El CSN no ha elaborado todavía las regulaciones específicas para poder llevar a cabo la evaluación de los peligros de inundación, que fue recomendada por el Grupo de Reguladores de Seguridad Nuclear de la Unión Europea (ENSREG). De hacerlo, harían falta varios años para implementar las medidas necesarias.

Las debilidades de diseño ante un corte del suministro de energía (Station Blackout - SBO) se han solventado con equipos móviles: el informe señala que es mucho más económico, pero la prevención de accidentes graves es considerablemente más arriesgada porque depende de la actuación del personal en una situación de accidente grave. Este es sobre todo el caso de las piscinas de combustible gastado consideradas problemáticas en las pruebas de resistencia.

"Las medidas para hacer frente a los accidentes graves se basan en la 'nueva solución mágica', los equipos móviles, que son baratos y fáciles de implementar, pero que, en condiciones de accidentes graves, es muy poco probable que puedan funcionar ", ha señalado Montón.

En un contexto en el que los precios de la electricidad ofrecen inexorablemente a la baja, la situación económica de la operación de las centrales nucleares es muy preocupante para sus propietarios. Por tanto, los operadores deben evitar cualquier inversión durante el tiempo de operación restante o ampliar sus licencias de funcionamiento con la menor cantidad de mejoras.

En España se están renovando las licencias de operación para que las centrales nucleares sigan operando más allá de su tiempo de vida de diseño original -en torno a 5-10 años, tal y como pactaron el Gobierno y las empresas propietarias-. Greenpeace denuncia que todo esto se está haciendo sin implementar las lecciones aprendidas tras el accidente de Fukushima y siendo consciente de que las centrales nucleares españolas no cumplen ni siquiera con las recomendaciones establecidas en las pruebas de estrés.

 

Contacto de prensa: Raquel Montón 626 99 82 45