La Fundación Daniel y Nina Carasso cumple su décimo aniversario en España, marcando una década de compromiso con la construcción de un futuro esperanzador desde el presente. A lo largo de estos diez años, la Fundación se ha consolidado como un agente dinamizador en los sectores cultural y agroalimentario, acompañando y apoyando a más de 530 proyectos e invirtiendo más de 39 millones de euros a través de subvenciones y becas.
Desde su llegada a España en 2014, la misión de la Fundación ha sido clara y consistente: contribuir a generar soluciones innovadoras que permitan construir futuros más sostenibles y justos a través del Arte Ciudadano y la Alimentación Sostenible. "Cumplir diez años nos permite hacer un alto en el camino para seguir soñando con lo que aún podemos construir. Estos años han sido posibles gracias a las personas y proyectos que nos han acompañado, y juntos seguiremos impulsando un cambio real y necesario", declara Lucía Casani, directora general para España de la Fundación.
ALIMENTACIÓN SOSTENIBLE
Las dinámicas establecidas en el sistema alimentario necesitan de un cambio y de una transición hacia un modelo más sostenible en el que la alimentación sea democrática, solidaria y agroecológica. Desde esta perspectiva, la Fundación Daniel y Nina Carasso ha trabajado apoyando iniciativas que buscan este fin. Para ello, se ha estimulado la creación de redes para abordar las problemáticas bajo una perspectiva holística que abarque la variedad de soluciones desde distintos niveles.
"La alimentación sostenible no es solo una meta, es un camino que requiere colaboración, conocimiento y acción desde múltiples perspectivas. Nuestro trabajo en estos diez años ha demostrado que, cuando se crean redes y se articulan soluciones locales, el cambio sistémico es posible", asegura Eva Torremocha, responsable de la línea de Alimentación Sostenible.
La estrategia en la línea de Alimentación Sostenible de la Fundación consiste en articular de forma específica sus tres recursos: las subvenciones, el acompañamiento no financiero, que incluye la medición del impacto, y las inversiones para contribuir al impacto y al cambio sistémico. Para conseguirlo, se ha trabajado en línea con cinco temáticas.
Desde la Fundación, se ha promovido la investigación y la innovación con iniciativas como el programa de ayudas Daniel Carasso Fellowship, que apoya a investigadores postdoctorales comprometidos con la alimentación sostenible. De ella ha derivado la Comunidad SABE, una red en la que participan todas las personas beneficiarias del galardón. Para fortalecer la dimensión global se han fomentado los sistemas alimentarios locales y la participación ciudadana articulando los territorios con iniciativas como Sustentta o los proyectos seleccionados en la convocatoria Sistemas Alimentarios Territorializados, que este 2024 ha evolucionado en KmTierra.
Otras convocatorias como Del campo a la despensa o la alianza de proyectos agroecológicos GIASAT son otras iniciativas que han hecho evolucionar, gracias a los proyectos seleccionados en la primera y al cambio de escala en la segunda, el concepto de agroecología, haciéndolo más accesible para mercados más habituales.
Son los consumidores otro de los públicos a los que pretende llegar el apoyo de la Fundación Carasso. Para ello, hemos apoyado iniciativas como AlBarrio o el estudio “Alimentando un futuro sostenible” que promueven una mayor democracia y justicia alimentaria. La última temática es la visión sistémica, en la que la producción y difusión de los conocimientos adquiridos es clave. Una de las iniciativas que ejemplifican esta acción es el think tank Alimentta que aborda profundas investigaciones desde la ciencia hasta la divulgación a través del podcast homónimo.
ARTE CIUDADANO
El arte responde al anhelo de las personas de entender el mundo, generar redes en sociedad, proyectar nuevas realidades y entender las propias emociones. Desde la línea de Arte Ciudadano, la Fundación ha buscado apoyar a artistas, científicos, instituciones culturales y organizaciones de la sociedad civil que emplean el arte para impulsar la participación ciudadana, cultivar una perspectiva crítica y sensible, y fortalecer la cohesión social valorando la diversidad.
El arte ciudadano promueve un futuro sostenible y justo que nace de la acción ciudadana a través de obras artísticas que abordan la complejidad de un cambio activo. De esta manera, una práctica artística democrática y accesible se convierte en la mejor herramienta para la transformación social.
"El arte ciudadano tiene la capacidad de transformar realidades, porque conecta a las personas, las sensibiliza y las impulsa a actuar. En estos diez años hemos visto cómo proyectos artísticos pueden abrir nuevas maneras de imaginar y construir un futuro más justo", afirma Pepa Octavio de Toledo, responsable de la línea de Arte Ciudadano.
El enfoque de la Fundación se ha articulado alrededor de cuatro temáticas clave entre las que se pueden encontrar la promoción de las prácticas artísticas en la escuela, a través de la Red PLANEA, o el fomento de la colaboración entre arte, ciencia y sociedad, con la convocatoria Componer Saberes para imaginar y construir futuros sostenibles o la Red ACTS.
La participación de la ciudadanía es otro de los ejes clave para alcanzar los objetivos que tiene la Fundación, por lo que el trabajo enfocado en mejorar la democracia y la mediación cultural resulta esencial. De esta manera, se han apoyado proyectos seleccionados en la convocatoria de Alianzas para una democracia cultural o iniciativas estratégicas como Concomitentes o las becas de Complemento Directo para mediadores culturales. Y por último, tienen la temática Artista ciudadano, con la que se acompaña a artistas que generan nuevas perspectivas, inspiran nuevos futuros y fomentan el cambio social. La convocatoria de reciente creación Arte por venir es el futuro de esta línea de acción.
UN FUTURO DESEABLE
Desde la Fundación Daniel y Nina Carasso se ha apoyado la activación de fundaciones dedicadas al cambio climático, como Fundaciones por el Clima que se ha comprometido a adoptar medidas estructurales basadas en los 7 pilares del Pacto de Fundaciones por el Clima. Además, en 2024 se ha organizado la segunda jornada de unoconcinco, un encuentro en el que expertos y actores clave del sector alimentario se reúnen para abordar los desafíos hacia un sistema alimentario más justo y ecológico.
Un eje fundamental de la estrategia de la Fundación Carasso para lograr este cambio sustancial es la inversión de impacto, que permite apoyar proyectos orientados a contribuir al desarrollo sostenible de la sociedad a la vez que generan ingresos y logran ser autosuficientes. Hasta ese momento, necesitan de una inversión que les permita sostener la iniciativa hasta que sea solvente. Así, la Fundación participa en distintos proyectos como el programa Tiina, con el que, además de apoyarlos económicamente, los acompaña y asesora.
En 2025 abrirá las puertas al público Infinito Delicias. Este hub será la iniciativa más grande hasta la fecha en la que colabora la Fundación Daniel y Nina Carasso a través de inversión de impacto. Infinito Delicias será un espacio único de experimentación ciudadana con más de 2.700 metros cuadrados en el madrileño barrio de Delicias, que funcionará como un laboratorio para vivir, trabajar, aprender y experimentar. Será el epicentro de un ecosistema en el que la ciudadanía, las empresas y las fundaciones podrán colaborar e inventar el futuro de la alimentación sostenible, la cultura y la economía de impacto positivo.
Fuente: Fundación Daniel y Nina Carasso