La reciente aprobación del Real Decreto 900/2015 sobre Autoconsumo no sólo significa que de alguna manera pasan a cobrar el Sol. Es mucho más. Marca un punto de inflexión en la deriva legislativa española sobre la sostenibilidad de la energía que consumimos, y establece un marco legislativo excluyente en la política energética europea. Su aprobación, en definitiva, nos ha hará ser menos sostenibles. Nos hará ser menos Europa.
Este pesimismo se puede comprobar fácilmente leyendo la normativa europea en relación a las energías renovables. Sin ir más lejos, la Directiva Europea de Energías Renovables (2009/28/CE), que supuso un incentivo a la producción y consumo de Energías Renovables en Europa. Esa directiva es la responsable de que hayamos venido hablando de la posibilidad, y la necesidad, de que del total de energía consumida en 2020, un 20% procediera de energías renovables (10% para el sector transporte). Esta normativa y su aplicación en los estados miembros posicionó a Europa a la cabeza de los objetivos a nivel mundial en cuanto a consumo de energías renovables, teniendo claro que era un primer paso de una escalera que tendría que ir incrementando los objetivos de una forma realista y ordenada.
Sin perderse en el articulado de la Directiva, basta con repasar las consideraciones que se incluyen en la redacción, para darse cuenta del alcance de la misma, de los compromisos que todos en Europa hemos firmado, y del desplante que significa la normativa española de autoconsumo.
La Directiva empieza hablando de la necesidad de aprovechar las mejoras tecnológicas para reducir la dependencia energética que tiene Europa del exterior y conseguir reducir las emisiones, a través de la innovación y una política energética competitiva y sostenible. Habla de acercar la producción al medio rural, a las PYMES locales y regionales y a los productores de energía independientes. Establece la necesidad de proporcionar seguridad a los inversores y promotores diciendo que "aplazar una decisión sobre el carácter obligatorio de un objetivo hasta que se produzca un acontecimiento futuro no resulta adecuado". Introduce la necesidad de reducir las pérdidas por transporte de la energía que consumimos. Sugiere que los precios de la energía sean reflejo de los costes externos de producción y consumo, incluidos los costes medioambientales y sociales. Apunta a que "es necesario apoyar la integración en la red de transporte y distribución de la energía procedente de fuentes renovables y el uso de sistemas de almacenamiento de energía" y que los costes de conexión a las redes eléctricas de los nuevos productores de electricidad sean "objetivos, transparentes y no discriminatorios". Incluso desciende al nivel de las autorizaciones administrativas, afirmando que para impulsar la contribución de cada ciudadano, "las autoridades pertinentes deben estudiar la posibilidad de sustituir la autorización por una mera notificación".
Pues bien, el Real Decreto de Autoconsumo de este Gobierno va en contra de toda esta declaración de intenciones de la Directiva, ya que penaliza las mejoras tecnológicas asociadas a la posibilidad de autoconsumir la energía generada; aleja la producción de energía de pequeña entidad del medio rural, de las PYMES y de los productores independientes; elimina la seguridad jurídica al productor con la revisión de las condiciones cada tres años; imposibilita la reducción de pérdidas en transporte que supondría ubicar en el mismo punto de la red la producción y el consumo; impone trabas administrativas difíciles de entender para un pequeño productor; no aplica los principios de transparencia y de no discriminación al pago de los peajes a los que se somete a los autoproductores, etc
En definitiva, es una medida de imposible encaje en lo que la normativa europea marca al respecto de la promoción de las Energías Renovables. Es una oportunidad perdida para impulsar un sector económico en España, que debería ser referente internacional. Es un mazazo para las esperanzas de quienes creemos en un futuro sostenible. Es un portazo en la cara de las políticas energéticas y medioambientales de Europa.
Tuvimos la posibilidad de acercarnos al "Sol que más produce"; y algunos nos lo impiden por acercarse a su "Sol", al que más calienta. Al que irán tras dejar la política. Al que nos avergüenza.
Artículo escrito por Alberto López Casillas, Licenciado en Ciencias Ambientales por la Universidad de Salamanca, y Consultor de Energías Renovables.
Fuente: Tribuna Ávila.