Ambientólogos, abogados y arquitectos aunaron sus puntos de vista en las jornadas 'Espacio urbano, espacio humano', organizadas por Podemos Xixón y en las que se pusieron de manifiesto varias perspectivas a tener en cuenta ahora que Gijón se encuentra en pleno proceso de revisión del Plan General de Ordenación (precisamente estaba prevista la participación del coordinador del equipo redactor del documento, Emilio Ariznavarreta Alonso, que al final no fue posible).
«La movilidad de la ciudad está muy relacionada con la movilidad de toda el área metropolitana. Si no resolvemos el transporte del área metropolitana no solucionaremos al completo la movilidad de la ciudad». El arquitecto Marcos Balbín puso ayer sobre la mesa la asignatura pendiente de Asturias: mejorar la comunicación entre Oviedo, Gijón y Avilés y hacerlo a través de lo que él considera «la clave»: la estructura ferroviaria. No es posible en estos momentos porque «nuestro sistema de transporte ferroviario está maltratado, abandonado, no funciona porque no cumple con los estándares de calidad que debe tener el transporte público». Esa mejora, que ya estaba prevista hace 15 años, quedó en el camino, aseguró el arquitecto. Y ahora, las tres ciudades deberían trabajar de forma conjunta y «presionar a otras administraciones». Es decir, al Principado y éste, a su vez, al Gobierno central.
Varias perspectivas pero muchas coincidencias. Como la necesidad de mejorar la movilidad urbana. Algo pendiente en Gijón, donde «el plan de movilidad es en realidad un plan de tráfico, que expone los peligros de ir en bici y cuenta las plazas de aparcamiento que se van perdiendo». Una ciudad donde «se han abordado las peatonalizaciones en el centro, que no están mal porque ayudan a cambiar la mentalidad de los ciudadanos, pero se abordan como una isla, sin considerar la ciudad en su conjunto». El arquitecto apostó por recuperar para uso ciudadano el espacio que tradicionalmente se ha cedido al coche.
De puerta a puerta
En esa misma línea se expresó Marta Suárez Casado, licenciada en Ciencias Ambientales y que planteó una «visión socioecológica de los entornos urbanos». En estos momentos de alarmas ambientales y de continuo exceso de contaminación, Suárez dejó claro que no habrá medidas paliativas que funcionen mientras «no se lo pongamos difícil al coche», algo que sirve para Madrid, donde trabaja, y también para Gijón, aunque aquí «también tenéis el problema de la industria». «Hemos hecho ciudades muy fáciles para el coche. Si eso sigue así, aunque trates de apostar por el transporte público, la gente seguirá prefiriendo el coche, porque tenemos la cultura de ir desde la puerta de casa hasta la puerta de nuestro destino en vehículo privado».
Conclusión, «hay que ponérselo difícil». Pero no solo eso. «Hay que disminuir los desplazamientos», evitar por tanto las ciudades dispersas, los barrios únicamente residenciales y las zonas exclusivamente comerciales. «Hay que acercar las cosas».
Y en este punto, su discurso coincide con el de Edurne Aperribay Ulacia, arquitecta, y Juana Aranguren Rica, abogada, que ofrecieron una conferencia sobre 'Criterios urbanísticos feministas: aplicación de un plan especial de ordenación'. Y ¿qué es el urbanismo feminista? «El urbanismo del sentido común», el que se adapte a la sociedad porque «la sociedad ha cambiado pero el urbanismo aún no lo ha tenido en cuenta», el que facilite la conciliación de la vida laboral y familiar, el que tengan en cuenta «los intereses de las mujeres y de todo lo que llevamos a la chepa: las criaturas, las personas mayores, los dependientes». Es, al fin, «poner en el centro del urbanismo la vida y las necesidades de las personas».
Esa reflexión se traduce en la propuesta de equipamientos como ludotecas, guarderías, comedores escolares u hogares del pensionista. Eso, y la necesidad de contar con servicios de proximidad. «Si queremos conciliar tenemos que tener las cosas cerca de nuestra vivienda». Aperribay y Aranguren llevaron estas cuestiones a un plan especial del que se hicieron cargo en San Sebastián. Además, en el marco del grupo Mujeres y Ciudad, elaboraron numerosas alegaciones al Plan de Ordenación.
Fuente: modificado de ElComercio.es