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El centro de gestión y tratamiento de residuos del municipio de Lorca triplicará su capacidad con un tercer depósito, que junto a las instalaciones accesorias, deberá estar listo en el plazo de un año. La infraestructura, de millón y medio de metros cúbicos, se prevé que tenga una durabilidad de unos veinte años, con una inversión total de 3,6 millones de euros. Con el proyecto también se sellará el actual segundo depósito e incluye revegetación y minimización del impacto visual sobre el terreno.

centro residuos lorca

Imagen de Sonia M. Lario para La Verdad

El nuevo depósito triplicará la capacidad de tratamiento de las instalaciones. La infraestructura se prevé que tenga una vida de al menos 20 años, según explicó el director de la empresa municipal de limpieza, Limusa, Santos González, que asegura que hay espacio suficiente en el centro de gestión de residuos de Barranco Hondo para afrontar futuras ampliaciones. También explicó que la vida de los vasos se multiplica por un mayor tratamiento de las basuras. «La primera celda estuvo funcionando en torno a seis o siete años. La segunda, duplicó su durabilidad; y la tercera probablemente podrá alcanzar, con los datos de hoy, unos 18 o 20 años».

Se refirió a que la separación en origen es cada vez mayor, pero también la que se realiza en el propio centro. «Esto permite que los residuos que vayan al vaso sean cada vez menos y, por lo tanto, se amplía considerablemente su vida». Al nuevo depósito irán todos los residuos no recuperables que se generan en el hogar y en los comercios, añadió Santos González.

Pero las obras incluyen también importantes mejoras en el centro de gestión de residuos de Barranco Hondo. El proyecto global de modernización pretende dotar a las instalaciones «mejor preparadas de la Región», afirmó el alcalde lorquino, Fulgencio Gil Jódar. La inversión incluye la construcción de un aula, oficinas, arbolado perimetral y recuperación de aguas pluviales.

Sellado de la celda 2

El proyecto lleva también consigo el sellado del actual celda 2, la extracción de lixiviados, la construcción de accesos y cunetas, la balsa de pluviales, la renovación de alumbrado, la construcción de un edificio administrativo y la adquisición de una nueva pala cargadora de residuos. El nuevo depósito sustituirá al actual que está vigente desde 2007. Éste no terminó en rasante su vida útil, ya que puede crecer verticalmente sobre la cota cero en forma de montículo.

Precisamente, una de las innovaciones medioambientales consistirá en el futuro solapamiento de su sellado con el de la celda número 1 (la original de 1999) para minimizar el impacto visual sobre el terreno, que se asemejará a una única colina. «Se ha conseguido aprovechar el espacio disponible desde el principio de la actividad hace casi dos décadas para que el vertedero tenga la mayor capacidad posible y optimizar al máximo su periodo de vida útil, al mismo tiempo que logramos integrarlo en el entorno», explicó el alcalde.

La integración ambiental, según el ingeniero que redactó el proyecto, Sebastián García, llevará consigo la plantación de tres kilómetros lineales de ejemplares, unos 9.000 cipreses, para «embellecer y evitar el fuerte impacto visual». También se revegetarán las dos celdas clausuradas con especies autóctonas.

 

Fuente: modificado de La Verdad.

 

 
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