Un estudio revela que la calidad del agua de los ríos Artibai y Urko «no es mala», pero destaca la ausencia de peces y los daños en el ecosistema
JUAN PABLO MARTÍN/MARKINA. Elcorreodigital.com
El trabajo, realizado por la licenciada en Ciencias Ambientales Ohiane Lekunberri en colaboración con los miembros del grupo markinarra, se desarrolló desde el pasado mes de abril hasta finales de mayo con la recogida de muestras en doce puntos diferentes «que considerábamos que podían ser conflictivos», apuntaron.
Un estudio elaborado por la agrupación ecologista Ekozain de Markina constata que la calidad de las aguas de los ríos Artibai y Urko «en general no es mala, según los parámetros químicos y físicos analizados». El colectivo, sin embargo, advierte que «hay que estar alerta en diferentes puntos como los que se encuentran cercanos a las canteras y las explotaciones ganaderas».
En el caso de las explotaciones de extracción de piedra, la investigación destaca que hay que tener en cuenta los riachuelos procedentes de Meabe y Abeletxe que arrastran la contaminación cuando se producen vertidos ilegales. «Otro caso grave es la cantera de Arizmendi que vierte sobre el río y en el que sería necesario actuar lo antes posible», recalca el estudio.
En cuanto a las ganaderías, el informe destaca las existentes en Iruzubieta, Karia y Baseibar porque se acercan demasiado a los cauces «y en muchos ocasiones vierten directamente a ellos», apunta. Además de estas dos actividades, otra de las que pone en peligro el ecosistema es el de la construcción.
«Este problema lo encontramos sobre todo en el casco urbano de Markina casi todo el río está encauzado y en algunos casos desviado, y se han realizado dragados que han afectado a la fauna y flora de la zona. Esta situación ha provocado que se conviertan en canales», apunta. Según recoge el trabajo, los márgenes a la hora de construir tampoco se cumplen lo que también provoca un cambio en su hábitat natural.
En la mayoría de puntos analizados también se ha constatado la ausencia de fauna. «El cangrejo prácticamente ha desaparecido y lo mismo sucede con la mayoría de especies que hace unos años podíamos encontrar», señala.
Una de las razones que aportan desde Ekozain para explicar este fenómeno es la importante presión que se ha ejercido a través de la pesca incontrolada y «por la influencia de los focos de contaminación y las urbanizaciones que han tenido lugar en algunos puntos», destacaron.
Por último, el estudio también revela que en los márgenes de ambos ríos todavía se detectan residuos «en su mayoría humanos como pueden ser plásticos o diferentes electrodomésticos. Todavía hoy quedan neumáticos de coche, a pesar de la recogida que efectuamos en invierno», apuntaron.
Medidas correctoras
El estudio también propone diferentes medidas correctoras para tratar de evitar este tipo de impactos. «Las canteras y explotaciones agrarias deberían estar más controladas por parte de la Administración y penalizadas en el caso de que se detecten vertidos», apuntaron.
El colectivo también considera importante la ampliación de los márgenes a la hora de acometer intervenciones cerca de los cauces. «En nuestra opinión debería pasarse de los dos metros que establece en la actualidad a los cinco. Esto permitiría que los ecosistemas estuvieran más protegidos», manifestaron.
Ekozain también apuesta por una repoblación para la recuperación de la fauna autóctona pero de una forma controlada. «Hasta su recuperación sería imprescindible un paro biológico en la pesca y una vez conseguido, efectuar una actividad controlada para que los ríos no se vuelvan a quedar despoblados», destacaron.
Por último, la agrupación markinarra hace hincapié en la necesidad de campañas de sensibilización por parte de las administraciones para tratar de cambiar los hábitos de la población a la hora de evitar vertidos.