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El Comité Económico y Social Europeo elaboró un dictámen sobre la Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones sobre El acuerdo internacional de 2015 sobre el cambio climático: configuración de la política climática internacional después de 2020, con las siguientes conclusiones y recomendaciones:

  1. El CESE propugna un compromiso europeo proactivo, ambicioso y realista de cara a los posibles logros que demuestre una capacidad de adaptación a las transforma­ciones del medio ambiente global.
  2. El Comité valora positivamente este intento por exami­nar los principios más relevantes del anhelado acuerdo global, a la vez que prestará su apoyo a la Comisión cuando acometa los trabajos preparatorios necesarios para dotar a dicho acuerdo de un marco de trabajo universal, ambicioso, eficaz, justo y equili­brado, transparente y jurídicamente vinculante. Las negociacio­nes internacionales sobre el cambio climático deberían ser un foro en el que los países se animen mutuamente y no se pongan obstáculos.
  3. La labor subsiguiente deberá girar en torno a la acepta­ción general del acuerdo global de 2015, toda vez que el mapa geopolítico y económico del mundo ha sufrido transformacio­nes de gran calado en un corto período de tiempo.
  4. El escenario económico internacional y la aceptación general del proceso de gobernanza configurarán, en última ins­tancia, el posterior debate en torno a un futuro tratado global sobre el clima.
  5. Sigue existiendo un consenso científico generalizado en el sentido de que sería totalmente inaceptable permitir un in­cremento térmico global por encima de dos grados respecto de los niveles de 1990, así como sobre la necesidad de estabilizar, en torno a los niveles actuales, los índices de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Para lograr esto, se requiere una fuerte reducción de las emisiones nocivas para el clima.
  6. Hay que analizar pormenorizadamente los intereses de las partes negociadoras y detectar las sinergias ya en la fase de preparación para evitar los posibles conflictos de intereses y avanzar sobre la base de dichas sinergias. Esta circunstancia solo podrá materializarse a través de una evaluación transparente y completa de la efectividad, los costes y el impacto positivo que las políticas climáticas tienen de cara a la economía y la sociedad en general.
  7. Las actividades y acciones emprendidas a «nivel local» (comunitario, sectorial) al margen del nuevo acuerdo global sobre el clima constituyen un ejemplo perfecto de un enfoque proactivo por parte de la sociedad civil en general. De hecho, la sociedad civil debe constituirse en protagonista, especialmente a la hora de cumplir las políticas y objetivos del acuerdo de 2015.
  8. Para mostrar liderazgo y tener más influencia en las negociaciones internacionales, la UE necesita comprometerse firmemente a alcanzar unos objetivos más ambiciosos para 2020 y 2030, así como para demostrar cómo la aplicación de estos objetivos es una parte integrante de sus planes parala recuperación económica y la transición hacia un futuro más sostenible.
  9. Resulta difícil imaginar cómo reconciliar los intereses divergentes de los principales agentes siguiendo el formato de negociación actual conocido como «cap and trade» (comercio de derechos de emisión con fijación previa de límites máximos). Son numerosas las partes interesadas que están manifestando sus reservas y proponen alternativas para establecer un futuroformato de negociación.
  10. El CESE respalda plenamente la posición de la Comu­nicación cuando afirma que no podemos esperar hasta la en­trada en vigor en 2020 del acuerdo de 2015: las medidas que adoptemos de aquí a 2020 serán esenciales para encauzar laspolíticas por la vía adecuada.
 
 
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