La arquitectura bioclimática consiste en diseñar edificios aprovechando los recursos naturales disponibles: sol, lluvia, viento, vegetación... Así se ahorra en consumo de energía y disminuye el impacto medioambiental. Ahorrando energía ahorramos dinero y vivimos de forma más sostenible.Aunque parezca una tendencia nueva y sofisticada, no es así: recordemos las viviendas encaladas de Andalucía para evitar el calor o una medida tan sencilla como tener en cuenta la construcción de tejados o posición de las ventanas según la orientación hacia el sol.
Los problemas vienen cuando nosotros, como consumidores, desconocemos la importancia de demandar este tipo de construcciones, y por parte de arquitectos y constructores prima el diseño y no se tienen en cuenta estas medidas de ahorro. Es ahorro para todos: para nosotros y para el planeta. Menos emisiones de CO2 y menos dependencia de los combustibles fósiles.
Una vivienda bioclimática en la actualidad, puede llegar a ser sostenible totalmente: esto aumenta un poco el coste en la construcción, pero a la larga es rentable ya que se amortiza. En el caso de tener que consumir energía externa, estas construcciones cuentan con una producción basada en renovables, como paneles solares, por ejemplo. Hablamos entonces de:
En cuanto a los materiales utilizados en la construcción bioclimática, encontramos dos:
Otra de las medidas sencillas que se pueden tomar y que es muy efectiva, es el uso de las plantas: estratégicamente colocadas protegen del frio del viento, u ofrecen sombra en verano. También sirven de pantalla contra el ruido y controlan la erosión, además de embellecer el lugar donde las pongamos.
¿Cómo construir una vivienda bioclimática?
Para conseguir una vivienda con estas características, hay varios aspectos a tener en cuenta como:
Con estos trucos y fijándonos un poco o exigiendo medidas de construcción bioclimática, podemos ahorrar contaminación al planeta, y un buen dinero en nuestro bolsillo cada año.