En el negocio eólico marino, comúnmente off shore, participan tres compañías españolas: Iberdrola y Repsol en el lado de la promoción, y Gamesa en el lado de la fabricación de aerogeneradores. El negocio creció un 47% en 2015 y captó 13.000 millones de euros.
Negocio incipiente
El de la eólica marina es un negocio incipiente. Sólo tiene desarrollo comercial en la UE, donde el año pasado se instalaron 3.019 MW, según los datos de la Asociación Eólica Europea (Ewea). Durante el ejercicio captó 13.300 millones de euros, el doble que en 2014; sumando la inversión en subestaciones y tendidos, la inversión escaló hasta los 18.000 millones. La potencia acumulada es de 11.027 MW, repartida por 84 plantas en 11 países, contando las que están en construcción. Fuera de la UE, en EEUU se lanzaron el año pasado los primeros 30 MW, frente a las costas de Massachusetts; en China se encargaron 97 MW y hay otros dos proyectos anunciados; y Japón y Taiwán comienzan la fase experimental.
Las posibilidades del negocio eólico marino son enormes: para conseguir una gran presencia de renovables en la UE es indispensable contar con el viento de los mares nórdicos, pero a medio plazo su desarrollo no es seguro. Aunque hay anuncios de proyectos con relativa frecuencia, y las previsiones a largo plazo, tras el acuerdo climático alcanzado en París en diciembre, son muy buenas, hasta el final de la década Ewea sólo prevé la ejecución de seis proyectos, que suman 2.192 MW y exigen una inversión de 9.900 millones de euros.
Uno de los elementos de incertidumbre es la política de fomento de los estados: los que apuestan por la tecnología ya no tienen emplazamientos viables en tierra -Dinamarca-, no quieren ver molinos en la campiña -Reino Unido- o mirán a un horizonte lejano, como Alemania o Francia.
Otro de los elementos es el coste. Los aerogeneradores en el mar requieren más de 2,5 millones de euros por MW instalado -en tierra rondan los 1,1 MW millones por MW-, lo que exige una retribución muy alta: en la última subasta celebrada en Reino Unido, por 1.162 MW, el precio de adjudicación ha sido de 114 libras por MWh, unos 148 euros al cambio actual. No obstante, el precio se reduce a gran velocidad: en otra subasta reciente, en Dinamarca, Vattenfall obtuvo un precio de 103 euros por MWh.
En cualquier caso, las expectativas son que en la UE haya más de 20.000 MW de eólica marina conectados al final de la década. En todo el mundo, según los datos de Navigant Reserach, pueden rondarse los 32.000 MW, con un ritmo de crecimiento del 30% anual.
Apto sólo para gigantes
Los parques eólicos off shore no son un negocio para cualquiera, sino para gigantes. Los molinos son mucho más grandes que los de tierra -Siemens ya prueba máquinas de 7 MW, con un área de barrido de 150 metros- y hacen falta una capacidad inversora muy potente y una tecnología capaz de resistir un medio tan hostil como el marino.
Los recursos eólicos aguas adentro son mayores y más estables que los terrestres, pero también se asumen riesgos superiores: hace unos años, en un emblemático parque, Horns Rev, hubo que llevar a tierra las góndolas de los aerogeneradores para repararlas. El desastre casi se lleva por delante a Vestas, que necesitó apoyo del Gobierno danés para recuperarse.
Así, los promotores son muy grandes, la mayoría energéticas europeas: Iberdrola, Dong, RWE, EDP, EnBW, Statkraft, Macquaire, Mitsubushi, Repsol, Sumitomo...
Iberdrola, que estuvo a punto de participar en la subasta norteamericana de Massachusetts, es la española con más proyectos en cartera, cuatro: West of Duddon Sands, Wikinger, East Anglia One, y Saint-Brieuc.
Repsol también tiene un pie en el mercado, con una planta experimental flotante en el norte de Portugal, otro proyecto en el país vecino, derechos para desarrollar un parque en aguas escocesas, Inch Cape, y una participación del 25% en otro proyecto en Escocia, denominado Beatrice. Fuera de Europa promueve otro proyecto experimental flotante en EEUU -en las costas de Oregón- y mira con detalle el mercado de demostración en Japón.
La actividad de Gamesa se circunscribe a Adwen desde el año pasado. Hasta la fecha cuenta con seis proyectos. Tres -Alpha Ventus, Trianel Wind Park Borjum y Global Tech I- suman 660 MW y ya están construidos. Los otros tres -Wikinger, Baie de Saint-Brieuc y Dieppe Le Tréport- están en fase de desarrollo, tendrán cerca de 3.500 MW y su horizonte de construcción culmina en 2021.
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