Por definición, la economía circular se opone a la "economía lineal", caracterizada por la simple cadena de extracción – producción – consumo – eliminación. El concepto de economía circular hace hincapié en la importancia de mantener el valor de los productos el mayor tiempo posible y evitar los residuos. La transición a una economía circular exige la introducción de cambios en todas las cadenas de valor incluyendo la del textil.
Desde el diseño de los productos hasta los nuevos modelos de gestión y de mercado; desde los nuevos modos de conversión de los residuos en un activo, hasta las nuevas formas de comportamiento de los consumidores, todo implica un cambio sistémico completo, así como innovar no sólo en las tecnologías, sino también en la organización, la sociedad, los métodos de financiación y las políticas.
Dentro de las políticas sobre economía circular, el textil es uno de los flujos materiales donde se requiere actuar de forma prioritaria.
En primer lugar, porque su industria es muy contaminante y consumidora de recursos. Efectivamente, la fabricación de la ropa requiere de materias primas (naturales o sintéticas) así como elevado consumo de agua, y su transporte tiene consecuencias para el cambio climático, así como el tratamiento posterior que se realice al finalizar su vida útil. Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Cambridge estimó que por cada kilogramo de tejido textil producido globalmente se consume 0,6 kg de petróleo y se emiten 2 kg de CO2 equivalente a la atmósfera. Asimismo, el consumo de recursos hídricos para la producción también es importante. Por ejemplo, para producir un pantalón vaquero se requieren 3.000 litros de agua, y para una camiseta de algodón unos 1.200 litros.
Por otro lado, nuestra sociedad cada vez es más caprichosa y consumimos más productos textiles, básicamente ropa; esta, además, con un ciclo de vida cada día más corto.
Además, tal como concluimos en un estudio realizado en la Fundación para la Economía Circular hace un par de años (Estrategias para la gestión sostenible de los residuos en el horizonte 2020), en España, la cantidad promedio de residuos textiles (entendiendo como tales toda la ropa de vestir, calzado, textil del hogar y otros productos textiles que se desechan tras cierto periodo de tiempo) que se reutilizan o reciclan no llega al 15%; más del 85% restante termina en plantas de incineración o vertido.
La prevención de residuos textiles es una cuestión que no debe obviarse en la consecución de los objetivos marcados por la Unión Europea para todos los Estados miembros. La reducción de la cantidad de residuos generados incluye, entre otros, la prolongación del ciclo de vida de la ropa, así como su preparación para la reutilización. Asimismo, el ecodiseño y la refabricación son elementos claves para poder cerrar el ciclo. Un diseño que permita su reparación o bien su separación en partes, por ejemplo, para el caso del calzado, facilitaría y fomentaría una mejor preparación para la reutilización.
Para hacer más circular la cadena del textil, en España, es fundamental:
Respecto al primer punto, aplicar ecoinnovación y ecodiseño en la fabricación del textil, hay que decir que ya existen casos y experiencias, dentro y fuera de España, dirigidas a promover una industria textil más sostenible. A título indicativo, el año pasado Escocia puso en marcha un Fondo de Textiles para la Economía Circular, gracias al cual los diseñadores podían solicitar hasta 5.000 libras para desarrollar proyectos encaminados a lograr una industria más sostenible. Asimismo, existen varios proyectos financiados por la Unión Europea como EcoProFabrics o Resyntex. Y la administración del Norte de Londres ha publicado recientemente la guía Getting value from your wardrobe, que explica cómo conseguir el máximo aprovechamiento de tu ropa.
En el ámbito empresarial, cabe citar a Ecoalf, la cual fabrica prendas a partir de redes de pesca de poliamida, botellas de plástico, lana y algodón posindustrial, neumáticos viejos y otros materiales que obtienen de España, Taiwán, Portugal, México o Corea. Otros casos paradigmáticos son Timberland, cuyas botas hechas con revestimiento PET 100% reciclado a partir de botellas de plásticos recicladas, cordones de PET 100% reciclados y una suela de goma hecha de un 42% de caucho reciclado, son ya muy conocidas. O la marca de vaqueros MUD Jeans, que fabrica sus prendas con un 20% de algodón reciclado; además esta empresa es un ejemplo de “nuevo modelo de negocio” ligado a la economía circular, que vende servicios en sustitución de productos, ya que también ofrece la posibilidad de alquilar tus vaqueros por una cierta cantidad al mes, y poder cambiarlos por otro par cuando quieras.
Por otro lado, y en cuanto a los residuos textiles, hace falta en España una regulación clara y unas estadísticas fiables sobre su gestión. Uno de los problemas de que estos residuos no cuenten con una clara regulación, es que las entidades no cuentan con autorizaciones que tampoco exigían las entidades locales. Si bien esto está cambiando mediante la incorporación de convenios o mediante licitaciones donde quedan especificadas las normas a seguir (entre ellas, la obligación de facilitar los datos de recogida a la administración competente).
El problema de la trazabilidad del residuo es que puede acabar en almacenes de clasificadores no autorizados que venden la ropa en estado original (al peso tal cual se recoge), difuminándose la condición de residuo y perdiéndose información en el camino.
Es importante poder tener una adecuada trazabilidad de los residuos textiles para su contribución a los objetivos de reciclaje 2020 y 2030 marcados por la Unión Europea. El reto es, precisamente, encontrar un punto adecuado donde, permitiéndose su trazabilidad, no se pongan trabas a la recuperación que ya está en funcionamiento.
Respecto a fomentar la recuperación material, en el estudio de la Fundación anteriormente precitado, establecimos una serie de acciones, a modo de hoja de ruta, para mejorar la reutilización y el reciclado del textil en España:
El gran reto es retirar cantidades muy importantes de la fracción resto. Para ello es imprescindible combinar todas las acciones existentes precitadas y universalizar estos sistemas de recogida. Los problemas sobre la trazabilidad, la información, etc., son de orden inferior. Es imprescindible resolverlos de cara a la contabilidad del reciclado, pero lo esencial es lograr incrementar la recuperación.
Reflexión de Anabel Rodríguez, Directora Ejecutiva de la Fundación para la Economía Circular para su blog.