El Foro de Bosques y Cambio Climático , asociación constituida por los principales agentes del sector forestal, se muestra conforme con lo recogido en la Ley, y aunque considera que la norma debería haber sido más ambiciosa en la cuestión forestal, cree que supone un gran paso sobre el que poder seguir avanzando.
Queremos recordar que la importancia de los sumideros naturales, incluidos los bosques, se recoge expresamente en el Artículo 5 del Acuerdo de París, por el cual las Partes deben adoptar medidas para conservar y aumentarlos por su función como sumideros y depósitos de gases de efecto invernadero .
La Asociación, que viene participando activamente en los procesos de creación de la Ley desde 2017 y colaborando con la plataforma Juntos por los Bosques de la que también es miembro, valora positivamente el reconocimiento en el artículo 26 de los servicios estratégicos que ofrecen los bosques y ofrece su colaboración para el desarrollo normativo de la Ley de Montes en este sentido.
Hay que destacar que el sector forestal en España es el único con efecto sumidero neto. Según el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero sus absorciones ayudan a compensar más del 10% de las emisiones de otros sectores, tanto los sujetos al comercio de derechos de emisión (industria y generación eléctrica), como los sectores difusos (como el transporte, residencial, agrícola y ganadero, y gestión de residuos). Es tudios detallados del Centro de Investigación Forestal del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria estiman una fijación neta anual en terreno forestal en España de 116 megatoneladas de CO₂ equivalente, elevando el porcentaje de absorción real a más del 30% de las emisiones.
Esta singularidad del sector forestal con respecto al resto hubiera sido merecedora de un capítulo específico en la Ley que permitiera desarrollar todas sus potencialidades, así como la asignación de fondos específicos para ello. Sin una política seria, firme y decidida en el ámbito forestal, se corre el riesgo de seguir considerando los bosques, así como los productos y servicios que nos reportan, como un medio gratuito para alcanzar los objetivos climáticos, retrasando la necesaria conversión del modelo económico basado en los combustibles fósiles a otro más respetuoso con el medioambiente basado en la bioeconomía.
También se valora positivamente la incorporación en la Estrategia de Transición Justa contenidos relativos a políticas industriales, agrarias y forestales. La posibilidad de incorporar como prescripciones técnicas en el ámbito de la contratación pública el uso de madera procedente de bosques gestionados de forma sostenible, y la ejecución de repoblaciones forestales con especies autóctonas como medida compensatoria de la huella de carbono resultante de obras o servicios, constituye también una interesante oportunidad para empezar a cosificar la actividad económica generadora de emisiones con aquella que promueve las absorciones de manera sostenible y respetuosa con los usos culturales del territorio.
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