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El Gobierno ultima la autorización a Iberdrola para que pueda cerrar y desmantelar una de sus centrales eléctricas de gas de ciclo combinado. En concreto, parte de las instalaciones que tiene en Castellón. Sería un hecho sin precedentes en España y podría abrir la veda para cerrar centrales de otras eléctricas, como Endesa. ¿La razón? Por primera vez en la historia económica española, hay una inmensa capacidad de generación eléctrica sobrante que el sistema no es capaz de digerir.

Hasta ahora, se habían ido cerrando centrales eléctricas a medida que éstas quedaban obsoletas, cumplían su vida útil, o eran sustituidas por otras más modernas. Así ha ido ocurriendo con las de carbón, o las de fuel. Incluso se llegó a decretar la clausura de la nuclear de Garoña cuando superó su vida útil de 40 años, aunque luego se dio marcha atrás.

Sin embargo, nunca se habían cerrado centrales porque sobraran. Y mucho menos, se habían cerrado centrales nuevas, como las de ciclo combinado, todas ellas instaladas después del año 2002.

El problema estalló cuando, a raíz de la crisis económica en España, la demanda eléctrica se hundió, y empezó a sobrar capacidad de generación. La avalancha de renovables, impulsadas por las subvenciones, y las ayudas a las centrales de carbón nacional hicieron que los ciclos combinados de gas quedaran arrinconados. Muchos de ellos se quedaron parados o funcionando a menos de un tercio de su capacidad. La reforma eléctrica que inició el Gobierno en 2012 no fue capaz de paliar este parón.

Las grandes eléctricas, como Iberdrola, Gas Natural y Endesa, solicitaron durante meses al Gobierno que articulara un plan de subvenciones para hibernar esas instalaciones. Es decir, un plan para costear el cierre temporal de esas instalaciones, de manera que pudieran ser reactivadas a futuro, cuando se recupere la demanda. Cansadas de esperar ese plan, las eléctricas lanzaron un órdago y empezaron a solicitar directamente autorización para el cierre irreversible de algunas instalaciones.

Iberdrola solicitó inicialmente la clausura de una central en Arcos de la Frontera, Cádiz, de unos 800 megavatios. A finales del pasado año, pidió el cierre de uno de los grupos que componen su central de Castellón, para desmantelar casi otros 800 megavatios. Mientras tanto, Endesa pidió la clausura de un ciclo combinado en Huelva, de unos 400 megavatios.

El Gobierno solicitó informes a distintos órganos, entre ellos, al gestor del sistema eléctrico, en manos de Red Eléctrica (REE); a la Comisión de los Mercados y la Competencia, y a la administración regional. El informe de REE sobre Arcos desaconsejaba su cierre, por problemas de suministro, al menos mientras no se reforzaran las interconexiones. El informe de REE sobre Huelva no era tan opuesto al cierre, pero indicaba algún problema, sobre todo para la red de distribución.

 

Ningún reparo

Según fuentes conocedoras del proceso, el informe de REE sobre Castellón no muestra ningún reparo al desmantelamiento. Otro informe de la delegación de Industria en la región también es favorable. Quedaría sólo el informe de Competencia, aunque todo parece indicar que será positivo. Si Industria sigue esos informes, el visto bueno para que Iberdrola desmantele la central de ciclo combinado de Castellón llegará en breve.

Fuentes cercanas al Ministerio indican que, si aún no ha llegado, es por el recelo hacia las verdaderas intenciones de Iberdrola. La eléctrica quiere la autorización de cierre pero mantener la flexibilidad de poder clausurar la central, hibernarla –si finalmente hay un plan–, o mantenerla en funcionamiento, si las condiciones del mercado cambian.

 

Fuente: Expansión.com

 

 
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