El informe Perspectiva Mundial de la Gestión de Residuos 2024, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), prevé que la generación de residuos sólidos urbanos aumente de 2.300 millones de toneladas en 2023 a 3.800 millones de toneladas en 2050.
“Los desechos no recogidos y mal eliminados tienen un impacto significativo en la salud pública. El coste de abordar ese impacto es mucho más elevado que el de elaborar y hacer funcionar sistemas sencillos y adecuados de gestión de desechos”, explica Silpa Kaza, especialista en desarrollo urbano del Banco Mundial para la revista Consumer.
“Podríamos definir el movimiento 'residuo cero' como diseñar y gestionar productos y procesos para reducir la cantidad y la toxicidad de los residuos, conservar y recuperar todos los recursos, y no quemarlos ni enterrarlos. A veces se puede confundir con el vertido cero, que permite incinerar, pero es contrario a esta filosofía”, describe Marian Lorenzo Quintela, consultora y auditora especializada en residuo cero y compostaje descentralizado de la organización Amigos de la Tierra.
La organización no gubernamental Zero Waste Europe (ZWE) es la única que actualmente establece un criterio estricto y unificado para certificar las ciudades europeas que generan cero residuos o los reducen al mínimo. Zero Waste propone que las ciudades deben cumplir con 50 criterios, entre obligatorios y optativos, siempre con el objetivo final de reducir la generación de residuos.
En nuestro país hay 90 localidades que están dando los primeros pasos con propuestas y medidas concretas y que forman parte de las cerca de 450 ciudades europeas que siguen este camino hacia ciudades cero residuos. “Los próximos 10 años sentarán las bases para lograr una nueva economía que sea local, descarbonizada y resiliente”, reflexiona Joan Marc Simon, director general de Zero Waste Europe.
El informe sobre el estado de los municipios con residuo, Zero Waste Europe 2023, ha certificado con el sello Residuo Cero en 2023 a Hernani, Astigarraga, Usurbil y Torrelles de Llobregat. Además, entre las ciudades candidatas al sello Residuo Cero en 2023 está Viladecans. Y destaca también otros municipios participantes en otros proyectos Zero Waste como Viladecans, Torrelles, Manacor y Barcelona.
Un paso importante para reducir la basura es la llamada jerarquía del residuo cero, diseñada por la organización y más exigente que la clasificación europea, que identifica los residuos desde un uso idóneo hasta uno inaceptable, prestando especial atención a la preservación de materiales de alta calidad y el tratamiento de desechos residuales.
Rechazar/rediseñar. Se propone un cambio de mentalidad para que se rechace lo superfluo, el consumismo y la sobreexplotación. El objetivo sería crear modelos de negocio y consumo orientados hacia la reutilización, reaprovechamiento y reducción del desperdicio.
Reducir/reutilizar. El camino empieza por una reducción de la huella ecológica y de la toxicidad de cada producto que utilizamos en el día a día.
Preparación para la reutilización. Se deben tomar medidas que permitan el reacondicionamiento, limpieza y reparación de productos desechados, que pueden tener una segunda vida.
Reciclaje/compostaje/digestión anaeróbica. Se consideran materiales de alta calidad aquellos que se pueden obtener gracias al tratamiento de los mismos, como los residuos orgánicos que se convierten en fertilizantes o incluso biogás.
Recuperación de materiales y químicos. A través de tratamientos mecánico-biológicos (TMB), que consisten en una combinación de tratamientos de residuos que proceden de la fracción “resto”, pero contienen suficiente materia orgánica aprovechable.
Gestión de residuos no reciclables. Si los residuos no se pueden separar y recuperar, habría que garantizar su estabilización biológica (comprobar que no sean altamente contaminantes), para intentar que su proceso de degradación sea lo menos perjudicial para la salud y el medio ambiente.
Inaceptable. Todo lo que implique proceso térmico, incineración o abandono sin gestión es inaceptable en la escala de Zero Waste Europe.
La organización Zero Waste pone en contacto a los ayuntamientos de ciudades participantes para compartir experiencias y aportar conocimiento sobre cómo desarrollar las medidas propuestas. El objetivo es transformar la idea futurible de la economía circular en una realidad para Europa.
La compra consciente para evitar el modelo de consumo de “usar y tirar”, la reutilización y reparación y el reciclaje son algunas de las acciones que todos podemos hacer para apoyar las estrategias de residuo cero en nuestros municipios. Aunque conseguir que nuestras ciudades se conviertan en espacios cero residuos parece una utopía, todos podemos poner nuestro granito de arena para disminuir el impacto de nuestras acciones en la naturaleza.
Fuente: Consumer