El Parlamento Europeo respaldó el pasado martes poner límite a la producción de biocombustibles derivados de cultivos y acelerar el tránsito a fuentes alternativas. El objetivo es recortar las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el aumento del uso de tierra agrícola para la producción de biocombustibles. "Hemos logrado adoptar un documento muy técnico, tecnológico e ideológico", afirmó el ponente del texto legislativo, Nils Torvalds (ALDE, Finlandia), tras el voto favorable del Parlamento. El proyecto de ley había sido previamente acordado de forma informal con los ministros de la UE.
No obstante, Torvalds cuestionó durante el debate si la norma es tan estricta como debería y añadió: "Nuestro objetivo era mucho más ambicioso, tanto en términos de reducción de gases de efecto invernadero como de progreso tecnológico. Si Europa no da un paso hacia adelante, se quedará rezagada. Tenemos también un problema sistémico con una minoría de bloqueo en el Consejo, que en ocasiones se constituye en una dictadura de la minoría, con estados miembros que tienen miedo del futuro".
Los biocombustibles de primera generación bajo escrutinio
La legislación actual exige a los países de la UE asegurar que las fuentes renovables representen al menos el 10% del consumo energético del transporte en 2020. La nueva ley establece que:
Impulsando los biocombustibles avanzados
En un plazo máximo de 18 meses tras la entrada en vigor de la directiva, los estados miembros tendrán que fijar un objetivo nacional del peso de los biocombustibles avanzados -por ejemplo, los procedentes de algunos tipos de deshechos, así como los obtenidos de fuentes alternativas como las algas- en relación al total utilizado por el transporte.
Próximos pasos
Los estados miembros tienen hasta 2017 para adoptar la legislación.
Información adicional
El uso de tierra agrícola para la producción de biocombustibles reduce el espacio disponible para el cultivo de alimentos. Esto incrementa la presión para liberar más tierra, por ejemplo mediante la deforestación, para cultivar comida (un proceso conocido como "cambio indirecto en el uso de la tierra", ILUC, en sus siglas inglesas). Dado que la deforestación incrementa las emisiones de gases de efecto invernadero, esto puede anular parte o incluso la totalidad del impacto beneficioso de la utilización de biocombustibles.
El Parlamento lleva reclamando desde 2008 que el factor ILUC sea tenido en cuenta en el diseño de la política comunitaria de biocombustibles, en un periodo en el que la producción de biocombustibles en tierras de cultivo ha recibido subsidios de hasta 10.000 millones de euros anuales.
Servicio de prensa: Estefanía Narrillos