"Para hacerlo sencillo, en ocasiones nos referimos al ruido como el residuo del conjunto de sonidos de nuestro alrededor. Por tanto, consideramos la contaminación acústica como el exceso de sonido o nivel acústico que altera las condiciones normales del ambiente en una determinada zona". Así define el ambientólogo Jaime Enciso en una entrevista en la que asegura que el tráfico rodado es la mayor fuente de contaminación acústica.
Como se ve en la misma definición, se localiza el concepto de ruido, ya que no es comparable el nivel acústico medido (ni la sensación psicológica) en un patio de colegio o en una parque urbano de gran tamaño. El mismo nivel acústico, 40 dB(A) se podría concebir como agradable en horario diurno y entorno urbano pero insoportable en horario nocturno. La ley especifica unos niveles máximos permitidos por franjas horarias (de 7 a 21, de 21 a 23 y de 23 a 7 horas), así como niveles máximos según ambiente interior o exterior, y en función de la zonificación acústica de cada tramo de calle. También es importante tener en cuenta que no se mide el nivel de ruido máximo en un instante sino el nivel «promediado» de un periodo de tiempo que va de media hora a 3 horas
Sin duda alguna, el tráfico rodado, por su persistencia temporal y su incidencia mayoritaria. El vehículo privado motorizado es el principal aliado del ruido. Toda política orientada a reducir la circulación de vehículos a motor redunda en beneficios para la salud ambiental, bien acústica o de temas de calidad del aire, además de su efecto en la reducción de los costes económicos de hospitalización, estrés, etc.
Según estudios recientes de Agencia Europea del Medio Ambiente, la salud de más de 100 millones de europeos/as está en riesgo por exposición a niveles de ruido superiores a la media diaria de 55 decibelios. Eso es uno de cada cinco europeos/as. Los efectos adversos son múltiples: reducción del bienestar de las personas expuestas, riesgo en la salud física y mental, afección a la distribución y reproducción de la fauna en tierra y mar, en la capacidad cognitiva de los estudiantes y costos económicos.
Se trata de una contaminación a fuego lento, invisible y poco conocida. De forma más específica, por ejemplo en países mediterráneos, el ruido está asociado al ocio y eventos culturales (fuegos artificiales, campos de fútbol, conciertos, fiestas en la calle, etc.) Esto genera incomprensión en algunos colectivos específicos. A nivel personal o familiar, la elección de la vivienda es clave para poder gozar de niveles acústicos confortables, tiene que estar bien situada, alejada de grandes avenidas y con un buen aislamiento acústico. Aspectos poco habituales en la selección de la vivienda habitual.
Cada municipio debe disponer de un mapa de ruido, donde se «fotografía» cada 5 años los niveles de ruido existente en horario diurno (de 7 a 21h) y nocturno (de 21 a 7 horas), en tramos de 5 decibelios y para cada calle. Tan importante como este mapa, es el mapa de capacidad acústica, donde se establecen los objetivos a cumplir para cada calle. La superposición de los dos mapas nos informa donde hay superación de niveles, y por tanto, hay que priorizar las actuaciones.
Como ya he comentado, reducción muy significativa del tráfico rodado, aumento de la peatonalización de las ciudades, así como la mejora del tratamiento acústico en edificios de nueva construcción. La implantación de vehículos eléctricos o el teletrabajo sin duda pueden ayudar a ir mejorando los niveles sin costes estructurales.
Hay un salto cualitativo a partir de 2002 con la aprobación de la Directiva Europea sobre la evaluación y gestión del ruido ambiental. Poco a poco la acústica va integrándose en otras disciplinas (construcción de obra pública, gestión de servicios públicos, control de actividades de ocio, etc.), pero haría falta más transversalidad. Los niveles acústicos de un producto o la gestión acústica de un servicio, etc. no es un criterio habitual o sistemático en pliegos técnicos de contratación pública.
Acusti.cat, el Congreso Catalán de Acústica, de periodicidad bianual nació en 2016. Fue un primer paso hacia la confirmación del sector de la acústica como un sector estratégico para la mejora de la calidad ambiental urbana. Cataluña se posicionó ya en 2002 con la ley catalana de Protección contra la Contaminación Acústica como pionera a nivel español. El congreso ha sido una continuidad lógica para un sector dinámico de empresas, ya maduro, unas administraciones preocupadas y una ciudadanía más consciente, y exigente, de niveles de confort acústico.
Fuente: La Razón.