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La subasta de hasta 3000 megavatios de de electricidad procedente de fuentes renovables celebrada esta semana fue copada por la oferta eólica. El sector fotovoltaico quedó fuera debido a las reglas del juego diseñadas por el Ministerio de Energía. Del total subastado, 1.200 MW se los llevó el grupo Forestalia, mientras que en segundo lugar se posicionó Gas Natural Fenosa, con más de 600 MW. Las fotovoltaicas denuncian trato de favor a la eólica en el proceso.

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El sector eólico pujó con el descuento máximo del 100% (se subasta un incentivo a la inversión), lo que propició que que en situación de empate entre ofertas, la eólica se llevara el gato al agua (en ese caso, la norma prima a la tecnología con mayor número de horas de funcionamiento al año, esto es, el viento). En el caso de que empate se produjera entre ofertas eólicas, el ganador ha sido el que mayor paquete ofertado, que en este caso, es el grupo Forestalia.

Como decíamos, de la capacidad subastada, 1.200 MW se los ha llevado esta compañía, que también quedó la primera en la única subasta celebrada hasta ahora, la de enero de 2016; en segundo lugar, se posicionó Gas Natural Fenosa, con más de 600 MW, seguida de la filial de renovables de Endesa (EGPE), con 540 MW, que tiene previsto invertir unos 600 millones de euros en la construcción de la potencia eólica adjudicada; así como Gamesa, con unos 200 MW cada una. Se da la circunstancia de que Endesa también fue a la subasta.

Todas las grandes eléctricas acudieron a la subasta, excepto Acciona (también fue la gran ausente de la anterior) y lo han hecho “por grandes paquetes”, añaden las mismas fuentes. Ello no ha impedido que otras pequeñas, como Norvento, hayan logrado casar, en ese caso con 128 MW.

Iberdrola se queda fuera

La sorpresa fue la exclusión de Iberdrola, la única de las tres grandes de Unesa que no ha logrado adjudicarse megavatio alguno en una subasta (tampoco EDPR consiguió casar sus ofertas). Frente a la subasta anterior, la de ayer tenía la ventaja de contar con un suelo retributivo de 42 euros MWh. Esto es, a prima cero casada, quedaba garantizado ese precio. Un suelo que no reconocía la subasta del año pasado.

Según las condiciones establecidas por el Ministerio de Energía, los proyectos ganadores de la anterior subasta (en condiciones menos rentable, pues cerró con prima cero) podrían acudir a esta, previo pago de los avales (20.000 euros/MW). Con cero incentivo, todo apuntaba a que Forestalia renunciaría a aquellos 300 MW. El grupo propiedad del empresario aragonés Fernando Samper, se presentó a la nueva subasta a través del grupo Sociedad Aragonesa Transeuropea de Energías Renovables. Y, según un comunicado remitido por la tarde, ha firmado un acuerdo con General Electric (GE), que actuará como socio tecnológico para el suministro de los 1.500 MW eólicos adjudicados en las dos subastas (el año pasado, Forestalia también se llevó 100 MW de biomasa).

En España, indica la compañía, contará con el Centro de Excelencia en Ingeniería de Barcelona; las plantas de fabricación de palas de Ponferrada (León) y Castellón, y el centro de servicios de As Pontes (La Coruña). Estas últimas instalaciones pertenecen al fabricante de palas LM Wind Power, recientemente adquirido por GE. Las turbinas se fabrican en el centro de manufactura de Slazbergen (Alemania).

Forestalia gana, las fotovoltaicas pierden

Según Forestalia, los proyectos adjudicados el año pasado, “están perfectamente identificados y en fase muy avanzada” y que “está cumpliendo con su planificación de todos los proyectos”. Los eólicos se construirán todos en Aragón. La convocatoria de Energía preveía la subasta de 2.000 MW ampliables a 3.000, si bien, las condiciones para los 1.000 MW de back up, eran confidenciales. Al parecer, este paquete estaba destinado para una única tecnología, que ha resultado ser la eólica. Según ciertos rumores, Energía soltó esta capacidad para evitar que las grandes eléctricas quedaran fuera.

La incapacidad de la fotovoltaica para competir había sido largamente anunciado por las asociaciones del sector. Precisamente, la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) mantiene una demanda por discriminación ante el Tribunal Supremo, al que pidió, como medida cautelarísima, la suspensión de la misma. El Supremo no admitió esta solicitud, pero la demanda sigue adelante. En una nota de prensa, las asociación de pequeños fotovoltaicos (Anpier) denunciaba ayer que la subasta “ha venido a constatar que el Ministerio de Energía ha adjudicado la nueva potencia renovable bajo criterios sesgados que penalizan cualquier pretensión de generación social”.

De esta manera -añade-, “las pequeñas y medianas fotovoltaicas no han tenido ninguna opción (..) ni siquiera ofertando el máximo de descuentos posibles, puesto que las condiciones establecidas favorecían proyectos eólicos y de muy grandes dimensiones, bajo la errónea premisa de que este criterio aporta un precio óptimo para los españoles”. Por ello la asociación iniciará una campaña de denuncia.

El resultado de la subasta, que ha sido organizada por la mañana por el operador del mercado ibérico de la electricidad (OMIE) y contó con dos horas para alegaciones, se considera provisional (las empresas saben si ha casado o no y en caso afirmativo han calculado los megavatios que le han correspondido en función del algoritmo) hasta su validación por parte de la CNMC. Solo con el visto bueno del supervisor, el ministerio publicará los resultados oficiales.

La Unión Española Fotovoltaica no se quedará de brazos cruzados

La UNEF volvió a calificar la nueva subasta de renovables de “discriminatoria” y anunció su decisión de denunciar el proceso ante la Dirección General de la Competencia de la Comisión Europea. Una denuncia que se suma al pleito que mantiene ante el Tribunal Supremo, al que pidió la suspensión cautelar a principios de mayo.

Según un comunicado remitido tras conocerse el resultado, esta asociación señaló que el hecho de que la fotovoltaica no se haya adjudicado ni un solo megavatio, “pone de manifiesto que esta tecnología ha competido en condiciones de discriminación” y “acredita la existencia de ventaja de una tecnología frente a otra”, en referencia a la eólica. La asociación recuerda que la tecnología fotovoltaica es una de las más competitivas, al haber reducido sus costes en un 80% en los últimos años, como demuestran las subastas de energías renovables llevadas a cabo a nivel internacional, donde esta tecnología ha alcanzado precios récord.

La que nos ocupa era una subasta marginal a precio cerrado y neutral tecnológicamente (sin cupos como el año pasado). Se permitían descuentos, incluso negativos, si bien, se reconoce un suelo retributivo de 42 euros MWh. Aunque era neutral, en caso de empate se adjudicaba la capacidad a la tecnología con mayores horas de funcionamiento (la eólica). Las adjudicatarias tienen que aportar unos avales es de 60.000 euros MW, y su reducción en función del cumplimiento de fases intermedias, hasta el fin de los proyectos, en diciembre de 2019. Unas garantías muy superiores a la de la subasta de 2016, que se fijaron en 20.000 euros MW.

 

Fuente: modificado de Cinco Días.

 

 
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