El cuidado del planeta comienza por el suelo

El pasado mes de noviembre, tras el voto a favor de 18 países, la Unión Europea renovó el uso del compuesto glifosato durante un periodo de 5 años, hasta 2022. A pesar de esta renovación, Francia anunció que prohibirá este compuesto en tres años e Italia busca que en 2020 no se utilice glifosato en el país. Con la reciente conmemoración del Día Mundial del Suelo ¿qué consecuencias puede generar este compuesto en los suelos?

José Graziano da Silva, director general de la FAO, comentaba que este modelo de cultivo intensivo con conocimiento aumenta la producción de alimentos con un elevado coste ambiental, generando deforestación, escasez de agua, agotamiento del suelo y altos niveles de emisiones de gases de efecto invernadero. Esta situación debe cambiar, debemos poder alimentar a la población a la vez que cuidamos al planeta.

El glifosato es el compuesto empleado con mayor frecuencia a escala mundial y en la Unión Europea. En el año 2015 fue clasificado como cancerígeno probable por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC). Se trata de un herbicida utilizado en más de 100 productos españoles.

Este herbicida penetra en el suelo y es capaz de filtrarse en las moléculas de agua y llegar a contaminar los acuíferos de agua potable. También es capaz de permanecer en los cultivos, incorporándose así a la cadena alimentaria mediante la ingesta de los productos.

Aunque los principales grupos de riesgo que son más vulnerables al efecto de este compuesto sean las personas dedicadas a la agricultura con el glifosato, sus familiares, los fetos, los bebes y los niños, éste puede afectar a cualquier persona que los ingiera. Existen evidencias de que también afecta a la vida animal y vegetal.

Una posible solución puede ser la utilización de técnicas de agricultura ecológica para el control de especies vegetales no deseadas como por ejemplo el aumento de la diversidad de cultivos, la eliminación manual y mecánica, los acolchados o el fomento del pastoreo. En ocasiones estas especies son beneficiosas como por ejemplo en los lindes de los cultivos ya que permiten la presencia de especies colonizadoras y otras especies para evitar las plagas de insectos que afectan a cultivos. Se trata de encontrar el equilibrio ecológico que garantice el alimento de la población y el desarrollo del medio natural en el que vivimos.

Fuente: Greenpeace